¿Qué eleva la factura de la luz?
Como nos ilustran a diario los medios, la factura depende de una parte fija, que pagamos sí o sí, y otra que depende del consumo, variable, que depende de la clase de energía que nos suministren y del tipo de contrato que tengamos. Hablemos de esta parte variable.
El precio de la “luz” que consumimos se decide en el Mercado Mayoritario en una subasta diaria, de los distintas clases de energía, dependiente de la oferta y la demanda, y que marca la necesaria planificación de lo que van a ofrecer las Centrales.
El orden de la subasta es: de la energía más barata a la más cara, nucleares e hidroeléctricas (ya amortizadas), primero, no fósiles después y si la demanda de KW,s sube, entran las que usan carbón y gas, las más contaminantes y por tanto las más caras. El precio final de esta subasta, el del KW que llega al recibo, es el de la energía más cara
¿Qué está en contra del consumidor y de las necesidades energéticas de las empresas? Estamos pagando las facturas más caras que nunca porque se han encarecido los derechos a contaminar por CO2, un “mercado” donde los países ricos (sus empresas son las que contaminan), pagan a los países pobres cuotas por seguir contaminando, y el precio del gas, por razones geopolíticas y de demanda.
Ha pasado el verano, con períodos máximos de demanda de energía y seguimos pagando precios elevados, y cuando llegue el invierno se producirán situaciones similares, el consumo y el precio subirán aún más y la previsión es que esa escalada persista hasta la primavera, hasta el mes de marzo de 2022.
Invertir esta tendencia de los precios de la energía eléctrica a la subida escandalosa sin modificar ese mercado, al albur de manipulaciones, no es tarea fácil ni inmediata, por lo que el Gobierno desde principios de verano ha comenzado a tomar medidas..
Primero, ha reducido los impuestos que siendo del sector inciden en la factura, a saber: de la medida de suspensión, temporal, del Impuesto sobre el valor de producción de energía eléctrica del 7% en el tercer trimestre de este 2021, y la reducción del IVA del 21 al 10%. El coste en la factura por los impuestos es aproximadamente del 22%. A continuación, y muy recientemente, el Gobierno aprobó un Real-Decreto Ley, para paliar una situación excepcional y sin precedentes, en su redacción, muy protestado incluso con amenazas de cierre patronal por las eléctricas (hecho que puede ser objeto de otra tirilla en el blog).
Esa Norma produce lo siguiente:
- Obliga a devolver a las Eléctricas los beneficios extraordinarios al asignar a su generación eléctrica los costes de gas que no soportan, estimados en 2.600 M€, hasta donde los expertos calculan la escalada en el precio del gas, marzo de 2022. Además lo limita a los beneficios obtenidos por encima de un precio del MW hora, 20 €, y al 90% de esos beneficios, y la Comisión de la Competencia, CNMC trasladará esa reducción a la factura.
- Rebaja del 5,1% al 0,5 %, del Impuesto Especial sobre la Electricidad, que al estar transferido a las CCAA, tendrá que compensar.
- Limita o topa la tarifa regulada de gas al 5% en los dos siguientes trimestres y, antes de que acabe el año se aprobará un calendario para incentivar las subastas a largo plazo, en las que las eléctricas ofertarán en función de la demanda prevista.
- Garantiza un suministro mínimo, 3,5 KW para consumidores vulnerables, Bono Social Eléctrico, seis meses más sumados a los cuatro actuales.
- Modifica la Ley de Aguas y fija reservas mínimas almacenadas para evitar deterioros medioambientales y facilitar actividades económicas de uso por los municipios.
En fin, medidas temporales y limitadas, para esperar a que amaine el temporal, pero que señalan el camino para una reforma estructural de un “mercado” de un bien esencial para la vida y el bienestar, y estratégico para la economía, que algunos quieren convertir en otra arma arrojadiza contra el Gobierno.
Creo que el artículo da en el clavo y hecho de menos un análisis más extenso.