LA HISTERIA NACIONAL, LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y LOS RESPONSABLES POLÍTICOS

LA HISTERIA NACIONAL, LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y
LOS RESPONSABLES POLÍTICOS

Es difícil saber si es la casualidad o no, pero con periodicidad tienen lugar en nuestro país sucesos relacionados con la salud pública, que despiertan la histeria nacional, lo que en cierta medida libera alguna tensión e incluso, como ahora en el caso de la infección del Ébola por parte de una auxiliar de enfermería, nos desvela no solo debilidades neuronales sino también deficiencias graves de nuestro sistema democrático y de los servicios públicos.
El problema es que el comportamiento de los responsables políticos al comienzo de todas las crisis no transmitieron tranquilidad a los ciudadanos, sino todo lo contrario, pues cuando parecía que tomaban las riendas la desconfianza se había impuesto a la razón y recuperar la sensatez era casi un imposible.
Los medios de comunicación, además, se apuntan rápido al alarmismo y al sensacionalismo; algunos incluso siguen comportamientos impresentables al jugar con la dignidad de las personas, porque lo sensacional vende más que la información objetiva, y más tarde, cuando pretenden ser didácticos, las personas sensatas desconfían de su información.
En 1981 tuvo lugar el llamado caso del aceite de colza; afectó a más de 20.000 personas, que sufrieron importantes secuelas para el resto de sus vidas y, de ellas, 330 murieron (datos de la sentencia, aunque otras referencias dan cifras mayores).
Un político de la época, ministro en aquellos años, pasaría a formar parte de la guasa popular pues antes de confirmarse que se trataba de un envenenamiento por causa de un aceite de colza desnaturalizado dijo en TVE, en hora de máxima audiencia, que el causante de la supuesta enfermedad era un bichito que si se caía al suelo se mataba.
En el año 2000 llegó a España la llamada enfermedad de las vacas locas (encefalopatía espongiforme bovina), que procedía del Reino Unido de la Gran Bretaña como consecuencia del incumplimiento, por parte de los fabricantes de piensos con residuos animales, de las normas que regulaban el tratamiento industrial de los mismos.
Hasta 2007, solo en le Reino Unido se sacrificaron más dos millones de reses; y en 2010 se diagnosticaron 220 pacientes, víctimas humanas de la enfermedad transmitida.
En España apareció un caso en el año 2000 y se desató la histeria colectiva. La prensa no hablaba de otra cosa y hasta que por designación del gobierno un especialista se hizo cargo del problema, el gobierno fue de error en error. El quehacer político fue un desastre.
Celia Villalobos, entonces ministra, hizo numerosas declaraciones polémicas, dirigidas especialmente a las amas de casa y que sembraron más confusión. Una de sus frases más celebradas fue: “La enfermedad de las vacas locas es un problema de sanidad animal”.
Se tomaron diferentes medidas en relación del consumo y se terminó con la industria dedicada a la fabricación de piensos con residuos animales, lo que originó otros problemas cuando hubiese sido suficiente garantizar el cumplimiento de las normas de fabricación de piensos.
Las victimas finales se cifraron en cinco fallecimientos, aunque probablemente todas enfermaron fuera de España.
La gripe aviar hizo su aparición en España en abril de 2009. En mayo de 2009 se reconocieron 73 casos y el balance final oficial se cifró en torno a 15.000 los afectados y en 8 personas fallecidas. Otras fuentes situaron la cifra de afectados por encima de los 150.000. Los responsables políticos respondieron a la histeria nacional con la compra de millones de dosis de vacunas, con críticas – en este caso – por parte de los medios de comunicación, respaldadas por especialistas, dada su inutilidad y el abuso de los laboratorios farmacéuticos con el visto bueno de los Organización Mundial de la Salud.
El problema final se cifró en la forma de deshacerse de los millones de dosis de vacuna que no se utilizaron.
La crisis del Ébola – que lleva años por distintos territorios africanos y sus vulnerables poblaciones – se inició aquí con la llegada a España de dos misioneros infectados. Sobre lo acertado o no del traslado hay diferentes opiniones, a favor y en contra, pero lo cierto es que con ellos llegó el virus. El ambiente ya estaba caliente y la histeria se disparó con la infección de una trabajadora de la sanidad voluntaria para atender a los misioneros infectados.
La respuesta política no ha podido ser más impresentable: pasividad ministerial, negligencia en la formación del personal sanitario respecto al seguimiento del protocolo y, además, declaraciones nefastas de un miembro del Gobierno Autónomo de Madrid (Consejero de Salud) señalando a la víctima paciente cómo si ella fuera la culpable.
Se ha hablado de la modificación de los protocolos técnicos de actuación de los profesionales ante esta enfermedad, para hacerlo con la máxima seguridad, pero sería necesario también preparar un protocolo de actuación de los responsables políticos ante estas situaciones, y en el primer punto del mismo hacer constar que es imprescindible que las autoridades dijeran siempre la verdad a los ciudadanos, aceptaran sus responsabilidades y no intentaran culpar a los demás de sus errores.
Desvincular a la Ética de la Política es una enfermedad grave de nuestro sistema democrático.
Ahora, pasado el peligro de la paciente, hay que pedir dimisiones o ceses, y responsabilidades políticas y judiciales, en su caso.

1 comentario en “LA HISTERIA NACIONAL, LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y LOS RESPONSABLES POLÍTICOS

  1. En cuanto a la grape aviar yo la sufrí, me hizo acostarme un Domingo y pude levantarme un jueves (no se hacian las pruebas pues segun creo estaba prohibido) por lo cual el numero de afectados nunca lo sabremos con certeza, pero al hospital que me enviaron ya no tenia camas, y estuve todo un dia en un sillon, hasta que me vacunaron y empezé a reaccionar, por ciertpo a mi me pusieron las 2 vacunas, ¿como estaria pues no dejaban poner mas que una?, para decir que era gripe aviar habia que tener todos los sintomas o no se consideraba como tal, y despues cuando ya habia pasado el peligro y los casos empezaban a bajar ya se consideraba con tener solo 3 ó 4 de los sintomas, pero en esos momentos ya sobraban vacunas.

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