En las primeras horas del 25 de abril de 1974 se difundió por la radio la canción prohibida por ley por el régimen salazarista “Grándola Vila Morena” que era la señal pactada por el grupo de jóvenes militares izquierdistas, para ocupar los centros neurálgicos del país y acabar con la dictadura de Oliveira Salazar y Marcelo Caetano.
Estos militares, tenientes, capitanes, algún mayor y algún teniente coronel, estaban comandados por Otelo Saraiva de Carvalho, Vitor Alves y Vasco Lourenço que, desde un cuartel lisboeta coordinaban toda la operación. Eran hombres curtidos en las guerras coloniales del imperialismo portugués: Angola, Mozambique, Cabo Verde etc, etc…Y, cansados de morir y de matar en estas absurdas guerras contra pueblos que, en definitiva, solo querían independizarse de la metrópolis y estaban desangrando Portugal. También estaban cansados de la falta de libertades de su pueblo y se propusieron devolvérselas. Para ello, constituyeron previamente el Movimiento de las Fuerzas Armadas, (MFA) que, finalmente cristalizó en el 25 de abril que trajo la libertad y la democracia a Portugal.
A lo largo de la mañana del 25 de abril, cuando el pueblo portugués se echó a la calle para apoyar el movimiento que le traía la libertad, las personas, y muy señaladamente las mujeres, cubrieron con claveles los cañones de los fusiles de los soldados. De ahí de denominación de Revolución de los claveles que recoge la historia.
Todas las revoluciones tienen tintes poéticos pero la de los “Capitanes de abril” es poesía pura. Comienza con la canción de José Alfonso, continua con las armas ennoblecidas por las flores, y cursa de manera civilizada sin derramamientos de sangre mientras el resto de las fuerza armadas y el pueblo en todas las grandes ciudades de Portugal se unen a la Revolución. Es tan civilizada que, la columna de tanques que viene de Santarém para derrocar la dictadura, se para a la entrada de Lisboa en un semáforo en rojo. Solo la PIDE, la policía política salazarista, equivalente a la Brigada Político-Social franquista provocó 4 muertos al disparar sobre la multitud y el ejército que rodeaban su sede en Lisboa conminándoles a rendirse.
Algunos izquierdistas españoles que antes de 1974 no habíamos visitado Portugal con el argumento de que no valía la pena trasladarse de una dictadura a otra, no pudimos resistir la tentación de ver una Revolución en directo y en diciembre del 74 nos fuimos a recorrer Portugal y terminamos el fin de año en Lisboa.
Lisboa era una fiesta. Una fiesta masiva y generalizada. Nunca habíamos visto un pueblo tan contento. Vimos alegría, fraternidad, solidaridad, internacionalismo. La gente cantaba y bailaba por las calles. Los desconocidos se abrazaban. Se hacían corros cogidos de la mano para bailar. ¡La policía de uniforme participaba de los bailes y la fiesta! Rossio y Restauradores estaban desbordados. Nuestras sensaciones eran agridulces: Contentos por lo que habían conseguido los portugueses y tristes al pensar que los españoles aún no habíamos accedido a la libertad. Cuando manifestamos nuestra tristeza a los portugueses con los que hablamos, nos abrazaban y nos decían; “No preocuparos a vosotros os va a tocar enseguida”.
En un teatro lisboeta se representaba aquel diciembre de 1974; “PIDE a la Grelha” Es decir, PIDE a la parrilla una obra jocosa sobre la policía política del régimen.
En 1975 se celebraron elecciones constituyentes en Portugal, se puso fin a las guerras coloniales y los territorios que formaron parte del imperio portugués, alcanzaron su independencia. Desde entonces Portugal es un país libre y democrático.
A pesar de los pequeños nacionalismos excluyentes, muchos lazos nos unen a Portugal: Compartimos la Península Ibérica, la democracia y, en definitiva, no podemos olvidar que es un país hermano del nuestro.
Senatus Trianae 
Gracias por el recuerdo de tal realidad histórica y su actualización