Contra toda desesperanza, optimismo. Eso nos transmitía Helder Cámara a mediados de febrero de 1987.
Frente a la liberalización sin más de las Democracias Occidentales, Ellacuría demandaba praxis liberadora, lo que implica tomar conciencia de la realidad estructuralmente injusta, desarrollar una actividad comunitaria colectiva, solidaria, y fraternal, y, frente a cualquier tipo de dictadura, hacer valer la dignidad de las personas, de todas las personas -mujeres y hombres-, superando creativamente imposiciones del individualismo mercantilista o ególatra y del positivismo legal injusto. Pues no cabe justificar la muerte del mayor número de la Humanidad en beneficio de unos pocos privilegiados.
Las características liberadoras de inspiración cristiana son claras: a) opción preferente por los pobres para conseguir por sí mismos su propia realización como personas; b) encarnación práctico-práctica en las luchas por la justicia y la liberación efectiva; c) ser levadura de la Humanidad y sal de la Tierra, conscientes de nuestra unión universal con la Naturaleza y la exigencia de su cuidado como Casa Común.
No a la opresión económica. No a la dominación y opresión social, cultural –incluyendo la religiosa- y política. No a la muerte y sí a la vida, la salud, y la paz mundial.
Sin una clara referencia liberadora, que nos trasciende y nos une a todas las personas, la Humanidad se empequeñece en sí misma y se deteriora y fracciona – alentada por la carrera de armamentos y las guerras -.
Conclusiones:
1.- Esperar activamente contra toda desesperanza pasiva, impulsando el sentido de Humanidad.
2.- Crear solidariamente La Civilización de la Esperanza, frente a permanentes delitos ecológicos, frente a la explotación económica y la opresión social, cultural y política.
3.- Impulsar la participación de todas las personas en todos los ámbitos de decisión, lo que implica la refundación de Naciones Unidas.
SE, 21/09/2022
José Mora Galiana