La teoría de la relatividad de Einstein, al igual que el perspectivismo de Ortega, pueden aportar mucho a la realidad de la vida social y política de estos momentos, ya se hable de Madrid o de España; de Cataluña, España y Europa; del Oriente Medio y el conflicto histórico entre Palestina y la descendencia de Abraham; o ya se hable del coronavirus y la pandemia en Oriente y Occidente o en la misma Europa del Sur y del Norte.
Hablando de Madrid, podemos observar que se han acentuado aportaiones contradictorias de datos y peleas políticas al uso. Lo mismo ocurre si se centrara la cuestión en la pandemia fruto del dichoso coronavirus, ya sea en Brasilia, en Madrid o en Berlín. Pero… ¿Por qué relacionar la relatividad de los hechos o el perspectivismo con el tema de la autoestima?
Según podemos ver en el libro de Luis Rojas Marco: La autoestima. Nuestra fuerza secreta, el escenario del “yo”, la fascinación con uno mismo, y los retos a los que nos enfrentamos a lo largo de la vida son condicionantes de la visión de la realidad propia y ajena, personal y social.
Las personas engreídas, arrogantes y prepotentes tienden a utilizar los medios sociales, económicos o físicos, y también los políticos, para subyugar y dominar… Por eso, quizás, se nos aconseja distinguir entre la autoestima saludable o constructiva y la autoestima narcisista o destructiva. Además, conviene tomar conciencia y tener en cuenta que una es la cultura individualista –del “ser sí mismo”- y otra la cultura “comunitarista” o solidaria –en la que el “nosotros” da sentido al “ser con los demás”-.
De hecho, a finales del siglo pasado, se pensaba que el impulsar la valoración positiva de sí mismo llevaría previsiblemente a la disminución de ciertas lacras sociales como el crimen violento, el maltrato doméstico, el abuso del alcohol y las drogas… o el fracaso escolar. Pero, posteriormente, se ha ido comprobando que no es necesariamente la baja autoestima ni causa principal ni secundaria de los malos sociales que conocemos como tales; y que las personas con una autoestima saludable, que son mayoritarias en la sociedad, tienden a pasar inadvertidas.
El problema principal son los efectos negativos y las consecuencias devastadoras de la autoestima dañada en este tipo de sociedad actual donde la importancia del “yo” supera con mucho a la del “nosotros”.
Importante, pues, el regalo de Einstein que nos transmite el sentido de la relatividad, que podemos aplicar a la vida desde el campo de la física cuántica. Y lo mismo podemos decir del denominado “perspectivismo” de Ortega y Gasset –que nos invita existencialmente a ser personas conscientes frente a circunstancias adversas-. Ser conscientes de la subjetividad de nuestras percepciones y apreciaciones, ser conscientes de la relatividad o de la parcialidad, es un paso importante previo al análisis de la realidad, siempre compleja, dinámica y abierta.
Los seres humanos no estamos llamados, conscientemente, a hacer lo que nos venga en gana. Eso no es libertad. Nuestra vida en libertad es vida en comunidad –donde hay que conjugar igualdad, libertad y solidaridad-. Hay ahí todo un problema de fondo de Educación y de Cultura.
La autoestima en positivo, de forma moderada, y siendo conscientes de la relatividad del “yo”, nos invita a construir con sentido del “nosotros” favoreciendo un cambio ideológico solidario y comprometido, así como a participar en cuanto pueda mejorar el Bien Común o el Interés General (por encima del individualismo), ya sea en la propia sociedad, ya sea en el seno de nuestra propia opción como grupo socio-político, ya sea en el seno de la Casa Común, que es la Tierra, y que nos demanda también una nueva sensibilidad ecológica y de respeto.
Relatividad, pues, respecto a cuanto podemos percibir personalmente y que ocurre en estos momentos, y autoestima en positivo frente a cualquier tendencia negativista y destructiva, o frente a egocentrismos insolidarios, ya sean de personas, pueblos, naciones y Estados.
Aprovechamos la Nueva Entrada incorporada hoy (19/5/2021) para eliminar un artículo anterior referente a las patentes de la vacunas que, por error,habíamos duplicado. Pedimos disculpas a nuestros lectores.
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