La premisa de partida es que la pandemia que padecemos tiene, como su propio nombre indica, un alcance global y, por tanto, afecta a todo nuestro planeta. No resulta imaginable una situación más peligrosa, extensa y excepcional que ésta. Su solución tiene que venir de la mano de medidas también excepcionales. Hasta que todos los seres humanos no estén inmunizados, nadie estará completamente seguro porque el virus mutará y mientras se mantenga un foco activo estaremos en peligro. Aquí, pues, no caben soluciones insolidarias y localistas.
Recordamos las palabras a la Convención de George Dantón en pro de la abolición de la esclavitud: “Vuestra libertad es mentira si no la extendéis a todos los hombres”. Parafraseándolo podríamos decir: Vuestra inmunidad es precaria si no la hacéis extensiva a todos los países del mundo.
El actual problema de producción y distribución de las vacunas es absolutamente artificial y evitable y sólo responde a la perversa lógica capitalista que dicta el monopolio exclusivo de unas patentes, es decir, unos derechos de invención, explotación y lucro, según los cuales unos laboratorios privados ( cuyas investigaciones son a menudo financiadas con dinero público) deben obtener unos beneficios desorbitados, lo que en lenguaje coloquial es como decir hasta que el oro les salga por las orejas a sus accionistas. Para que esta locura prosiga en el tiempo y rinda pingües beneficios se hace necesario que muchos millones de seres humanos, todavía no sabemos cuántos, pierdan la vida. Es la misma lógica que encarece y hace escasear los alimentos mientras hay desnutrición infantil y adulta o la que propicia la búsqueda de fármacos estimulantes a 60 euros el envase de tres pastillas, para que algunos viejos ricos tengan sus penúltimas erecciones, mientras faltan vacunas y tratamientos para niños africanos que mueren de enfermedades perfectamente curables.
Además, se está haciendo política, en el peor sentido de la palabra, con las vacunas. Todos. Desde la UE con su lentitud, torpeza y negativa a adquirir vacunas fuera del ámbito norteamericano y europeo, con independencia de la calidad de las mismas, hasta Rusia con su imperialismo vacunal para extender sus áreas de influencia en América del Sur, África e incluso Europa; Serbia, Hungría, Chequia y ahora Austria y parece que Alemania. Ahora bien, Rusia sólo ha vacunado un 3% de su propia población y los rusos no confían en la Sputnik V.+
China también especula con Sinovac y Sinopharm aunque en este caso parece que sí esta inmunizando a su población a la vez que extiende su influencia por amplias zonas de África, Asia y América del Sur
Si se liberalizaran las patentes, siquiera temporalmente, se podrían fabricar todas estas vacunas y las que quedan por salir, en todos los países del mundo e inmunizar a toda la población en un tiempo record, lo que salvaría millones de vidas y estimularía la economía de manera inmediata. Esto es lo que han pedido 100 países subdesarrollados y a eso se han negado la UE, EEUU, Rusia China etc., etc., … Todo ello en contra de los intereses, la salud y la vida de sus propias poblaciones con una miopía política difícil de avaluar y cuando, con respecto a Europa, el Tratado de la Unión autoriza, en casos excepcionales, suspender y expropiar las patentes si con ello se preserva el bien de la población. ¿Cabe algún caso más justificado que este?
¿Para qué sirve la Unión Europea? ¿A qué intereses responden estos mandatarios europeos? ¿Qué tipo de autoridades son estas que anteponen los beneficios de unos cuantos laboratorios a la vida de sus conciudadanos? ¿A quién pretenden engañar? Van a terminar en el basurero de la historia.
¿Por qué España, que no tiene un gobierno social-comunista como dice la derecha, pero tiene socialistas y comunistas en su seno, suscribe estas políticas reaccionarias? ¿ No se debate la cuestión de las patentes de vacunas en el seno del Consejo de Ministros y Ministras del gobierno de coalición? Muchas preguntas sin respuesta y alguna respuesta que tememos formular.
Terminemos, no obstante, con una nota positiva.
La OMS por medio del programa COVAX pretende vacunar a 2.000.000.000 de personas de países pobres sin acceso a las vacunas disponibles, esperemos que lo consiga y se imponga el bien público, la solidaridad y la seguridad de todos los seres humanos de esta Casa Común, que es la Tierra, donde debe conjugarse igualdad y libertad para toda persona humana.
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