¿DEBEMOS LOS SOCIALISTAS ENCUBRIR AL REY EMÉRITO?

Hace unos días en el Congreso de los Diputados se produjo un hecho sobre el que, los socialistas deberíamos reflexionar: El PSOE junto con el PP y Vox, votó en contra de la Propuesta de Resolución que propugnaba abrir una investigación sobre el uso de tarjetas black por parte de Juan Carlos de Borbón (JCB). Ante este hecho sin duda significativo y susceptible de causar vergüenza propia y ajena, cabe preguntarse si los socialistas españoles estamos obligados a apoyar y, en su caso, encubrir al susodicho rey.

Dada la trayectoria del personaje en cuestión, que está siendo investigado por la Fiscalía suiza y el Supremo español por blanqueo de capitales y comisiones ilegales y acaba de hacer una regularización ante la Hacienda española para evitar un posible procesamiento, no parece lógico que el PSOE no esté a favor de una Comisión de Investigación parlamentaria para esclarecer diversos asuntos turbios en relación con JCB que, se presume, tiene una gran fortuna amasada durante sus largos años de reinado y después de su abdicación.

¿Acaso los españoles podemos hacer caso omiso de una vida de lujos asiáticos, incluidas carísimas amantes cuando su propio hijo, Felipe de Borbón, lo ha privado de la asignación que disfrutaba como miembro de la familia real?

¿Hasta dónde va a llegar el apoyo y, en su caso, la complicidad del PSOE con JCB? ¿Hasta adonde diga Margarita Robles? ¿Estamos obligados por medio de la disciplina de partido por alguna Resolución del último Congreso?

Durante muchos años, todo el reinado de JCB, ha habido un consenso en torno a la figura del rey que, alguno consideraba inmaculada, apoyado por la prensa que ignoraba o silenciaba sus escándalos: Cacerías, aventuras amorosas, negocios inconfesables etc. etc. Es decir, lo que han hecho los borbones en su vida privada a lo largo de la historia. Porque de la pública es mejor no hablar. El que tenga curiosidad y tiempo que lea, dentro de los
Episodios Nacionales de Pérez Galdós, “El terror de 1824” o la propia Historia de España que siempre está ahí para ilustrarnos.

El debate arteramente sustraído por Adolfo Suarez, entre monarquía y república y un posible referéndum sobre la forma de Estado, que sucesivos gobiernos del PP y el PSOE han sepultado bajo siete estados de tierra, está más vivo que nunca y muchos españoles no se sienten vinculados con una institución –La monarquía- a la que no encuentran sentido alguno. Nada ha sido más demoledor para la institución que Juan Carlos de Borbón y algunos miembros de su familia.

En todo caso la inviolabilidad del Jefe del Estado que refleja la Constitución, es una prerrogativa inaceptable y una pervivencia medieval en una sociedad democrática y moderna. Como se ha dicho por constitucionalistas de largo recorrido en Sevilla (Javier Pérez Royo y Manuel Carrasco Durán): tanto la inviolabilidad (art. 56.3) como el refrendo (art. 64) “son dos reliquias históricas que se mantienen por tradición y que se limitan sencillamente a recordarnos cuál ha sido el origen de la monarquía parlamentaria de nuestros días”.

Si Donald Trump se atrevió a decir antes de ser presidente de los EEUU que su popularidad era tal que podría matar a alguien a plena luz del día en la Quinta Avenida del Nueva York , sin que le pasara nada, el rey de España con la Carta Magna en la mano ¿podría, en un rapto de locura transitoria, apuñalar a una vendedora de castañas en la Puerta del Sol de Madrid, sin que fuera posible someterlo a juicio ni recluirlo en una institución para enfermos mentales? Según los constitucionalistas antes mencionado “La Constitución no contiene ninguna previsión que reconozca a los demás miembros de la Familia Real un estatus distinto de cualquier otro ciudadano. No obstante, la Ley Orgánica 4/2014, ha reservado a las Salas de lo Civil y de lo Penal del Tribunal Supremo la tramitación y enjuiciamiento de las acciones civiles y penales, respectivamente, dirigidas contra la Reina consorte o el consorte de la Reina, la Princesa o Príncipe de Asturias y su consorte, así como contra el Rey o Reina que hubiere abdicado y su consorte (art. 55 bis LOPJ)” –ver Curso de Derecho Constitucional (Decimosexta edición), Marcial Pons. Ediciones Jurídicas y Sociales, Madrid, 2018-.

Es razonable que desde el gobierno se defienda la Constitución Española en su integridad y, por tanto, la monarquía parlamentaria, aunque, desde una perspectiva socialista, nos gustaría que Pedro Sánchez pusiera el acento en el derecho al trabajo o a una vivienda digna que también son constitucionales y se incumplen de una manera sistemática, pero que tengamos que defender, apoyar con nuestros votos e impedir las investigaciones en curso, tanto parlamentarias como judiciales, sobre JCB, parece excesivo para un partido como el PSOE de honda raigambre republicana

FORTALECER Y NO DEBILITAR LA DEMOCRACIA

Con motivo de las derivas de los sucesos del 6 de enero en Washington, que debilitan el espíritu democrático, el catedrático emérito de Derecho Administrativo de la Universidad Carlos III, Tomás De La Cuadra Salcedo, ha manifestado que siempre hay pasos previos cuando se toma el camino hacia el caos (ver la página de opinión del sábado 9 de enero de 2021, EL PAIS 13). Dice, además, que tales prácticas no son ajenas a Europa ni a España. Veamos.

Es verdad que la democracia tiene su propia fortaleza pero también es verdad que no es indestructible., cuando se van socavando sus cimientos.

Configurar los partidos y partidarios de unas u otras opciones o posiciones como tribus enemigas a las que demonizar es un primer modo de deteriorar el sentido democrático constructivo.

Hacer juicios precipitados de intenciones ajenas sin un análisis riguroso de la realidad, dividirse y confrontarse en bandos de “buenos y malos”, volver la mirada al pasado dictatorial, encresparse en luchas patrioteras de centralismo o periferia e independentismos, negar la representatividad de las urnas o despreciar los procesos legales de transición y transformación, son pasos en falso que obedecen a la teoría de cuanto peor mejor, contraria a la teoría de la democracia y de la socialdemocracia.

El sentido constitucional colectivo es un firme cimiento sobre el que poder construir el futuro, desde un presente armónico. Ahora bien, el presente parece más bien convulso. Convendrá, pues, tomar buena nota de las conductas que debilitan la democracia bien sean personales, sociales, económicas y políticas, culturales o religiosas, e ideológicas y mediáticas…

De La Cuadra Salcedo concluye sus aportaciones diciendo textualmente:
“Deliberar con los demás y escucharles no es un trámite engorroso a soportar, sino una profunda obligación moral y constitucional de esforzarse en comprender las razones del otro y entenderlas hasta donde sea posible, dentro del legítimo pluralismo que justifica políticas diferenciadas”.

Coincidamos en que la ética constitucional y democrática es garantía de una democracia sólida y plural frente a no pocos intentos de deterioro de la propia democracia que sólo puede llevar hacia el camino del caos.

Merece la pena que la realidad compleja y dinámica siempre abierta haga que el sistema democrático se nos presente abierto al futuro y la esperanza, de un futuro más constructivo que destructivo. Frente a los intentos de debilitar la democracia nuestra responsabilidad es fortalecerla

“Partidarios de Trump asaltan el Capitolio, después de asistir a un mitin del ex-presidente..”

Es la noticia inesperada, aunque pensándolo bien no tan insólita después de la trayectoria de la última legislatura norteamericana.

La reacción en todos sitios ha sido la condena inmediata y ante la sorpresa de que eso pudiese pasar en un país como ese, todos dicen que eso es más propio de repúblicas bananeras, del tercer mundo cuando un presidente se niega a perder el poder y acosa, (dicho con suavidad), con todos los medios a su disposición a los posibles sucesores..
Una pesadilla, esto no puede suceder aquí.., dicen, olvidando los mensajes y pasajes de violencia, de desprecio a las minorías, de la más rancia intolerancia de esa presidencia..
Algunos, pocos, dicen que sorprendernos por este asalto es auto engañarnos y que lo que hay que hacer es analizarlo para que no se repita, que no suceda más, ni allí, ni en otras partes del mundo, por desgracia con democracias más frágiles que la norteamericana ..

El país de la primera economía del mundo, también es el peor ejemplo de la desigualdad que genera un sistema neoliberal; un sistema que ha reducido, cuando no ha acabado, con una clase media amplia que trabajaba y consumía, que mantenía a ese mismo sistema; un sistema que ha generado que haya una parte de blancos empobrecidos por la avidez de quienes siempre quieren más, de quienes son insaciables, los muy ricos que imponen, porque pueden, las condiciones de vida a los demás. Una minoría, que cada vez acumula más riqueza a costa del empobrecimiento de la mayoría..

Esas situaciones, en el límite, provocan la desesperación y el abono ideal para seguir a quienes piensan en salidas totalitarias

La solución sería una receta de: más servicios públicos accesibles, más trabajo decente, más Estado de Bienestar en suma, y eso es infumable para incluso muchos de los que no están de acuerdo con esa deriva real cada vez más extendida en el mundo, no sólo allí, porque eso significa que contribuya más el que más tiene.., más impuestos a los ricos, .., o sea mucho cambiar.

Quizás esto sirva para que tantos medios en España tomen buena nota y dejen de aplaudir hasta con la orejas a los que aún no han digerido, menos aún aceptado, los resultados de las últimas elecciones generales; esos mismos que han reaccionado diciendo que aquí la izquierda ya había “celebrado” episodios similares de acoso a las Cortes y al Parlamento de Andalucía..Nada nuevo en esas declaraciones de la derecha, que mienten para confundir como siempre. Difama que algo queda

Lo que no sería de recibo es que los medios les siguieran en esas “sus verdades”, siendo pusilánimes y con esa malentendida equidistancia que tanto daño está haciendo a la confianza de la ciudadanía en la democracia.

Estas ideologías ya sabemos en lo que desembocan, tenemos muy malas experiencias propias y ajenas y hay que combatirlas con argumentos. Insistimos en que los medios de comunicación tienen mucha responsabilidad y si le das cancha a este tipo de ideologías pasan esta cosas. Es responsabilidad de todos que eso no se repita en ningún otro país.
Y por cierto, para los que comparan los episodios de acoso a los parlamentos aquí y allí, valga la aportación de Biden desde el otro lado del Atlántico: no es lo mismo una protesta, legítima en toda democracia sana, que una insurrección, …, que es lo que acaban de servirnos por TV, que es lo que allí y aquí alientan algunos nostálgicos