La Unión Europea, la ciudadanía española y sobre todo esta maldita pandemia que se nos ha venido encima, están pidiendo a gritos un acuerdo, siquiera sea básico, de las fuerzas políticas presentes en el tablero español.
En las últimas semanas el contraste entre unos profesionales dedicados a salvar vidas y los que aseguran el funcionamiento esencial de un país por una parte y la bronca política por otra, ha sido brutal e inédito en el entorno europeo. Todo ello, ha sido fruto del error político del PP que ha pensado que una pandemia mundial y letal constituía un buen momento para termina con el gobierno “social-comunista”. Superado lo peor de la epidemia y constatado su error de cálculo, el clima ha comenzado a cambiar. Esta situación no debe repetirse. Las circunstancias exigen: visión a largo plazo, generosidad, cesiones de todas las partes y pactos que garanticen el interés general del que, con excesiva frecuencia, se olvidan nuestros representantes.
Nos parece una necesidad y un acierto la constitución de la Comisión parlamentaria para la reconstrucción social y económica, porque eso es lo que demanda la depresión que nos amenaza; pero es dudoso que en esa mesa se alcancen los acuerdos que el país necesita. En todo caso, vamos a aventurar aquellas áreas donde parece más probable el acuerdo:
1) Salud Pública y fortalecimiento del Sistema Sanitario.
Es una necesidad sanitaria y un clamor público. En estos momentos ni los privatizadores más recalcitrantes de la sanidad pública se atreven a negar personal y fondos para mejorar un sistema que, habiendo dado buenos resultados para la población, esta pandemia ha demostrado que hay que reforzar en sus escalones básicos e incrementar sustancialmente en prevención epidemiológica e investigación. Si no se alcanza un acuerdo en este ámbito, el pueblo español no se lo perdonará a los políticos.
2) Cuestiones europeas y corresponsabilidad.
La UE va a poner en marcha una serie de ayudas, subsidios y créditos de una magnitud desconocida hasta ahora, incluso parece haber aceptado una cierta mutualización de la deuda que emitiría la propia UE.
España e Italia son los países de Europa donde la pandemia ha golpeado con más saña y las previsiones económicas son más sombrías. También serán los países más beneficiados cuando se materialice la ayuda europea. ¿Cuál es el problema? ¿Es que hay alguna fuerza política en el Parlamento que se oponga a que España reciba subsidios y créditos en las mejores condiciones posibles? No todo vale para desgastar al gobierno. Europa exige consensos, es fundamental que en esta cuestión nos presentemos unidos.
3) Mundo de la Economía y Cultura del Trabajo
Aquí las posiciones están más alejadas y un acuerdo total no parece fácil, sin embargo, en plena tormenta política el Ministerio de Trabajo, ha sido capaz de poner de acuerdo a empresarios y trabajadores varias veces, en temas sensibles como los ERTES o el Ingreso mínimo vital. No todo son acuerdos, el gobierno pretende regular el teletrabajo y el Presidente de la patronal habla de deslocalizar estos empleos. Es decir, el acostumbrado chantaje. Los empresarios rechazan cualquier intento de regulación. En realidad lo que quieren es la explotación sin barreras. La depresión económica va a ser tan honda que exigirá la colaboración, el esfuerzo y en sacrificio de todos. Los planes deben hacerse a varios años vista y el acuerdo, aunque sea parcial entre los partidos, nos parece esencial.
4) Políticas Sociales.
Lo fundamental son las familias y las personas, los más vulnerables y los vulnerados, todos los necesitados de protección. Aquí sólo cabe la ampliación y el blindaje de los Servicios Públicos; Educación Salud, Servicios Sociales, Trabajo, Seguridad Social y Pensiones. En este campo, el acuerdo se nos antoja aún más improbable porque la opción neoconservadora considera todo esto un gasto innecesario, o bien una fuente de negocio. Pero, hay que intentar fortalecer la dimensión social efectiva. El Ingreso Mínimo Vital (IMV) se aprobó en el Congreso sin ningún voto en contra.
En definitiva, hay que reconstruir lo que merezca la pena pero, sobre todo, hay que construir unas condiciones sanitarias económicas y sociales que mejoren notablemente la vida del pueblo español en su conjunto, en el marco más amplio de la Unión Europea,
con el fin de garantizar los derechos humanos más fundamentales.