MARCO POLÍTICO MULTIPARTIDISTA
Desde las elecciones generales del 28 de abril del año 2019, con una participación ciudadana del 75,75% (una vez contabilizados 26.361.256 votos) y un número de abstenciones del 24, 25% (es decir, 8.436.948 votos), quedó patente en España la complejidad de nuestra realidad social y política, así como la peculiaridad del fenómeno multipartidista.
En el Senado, con 208 escaños en total, el PSOE logró 122 escaños, que le garantizan mayoría absoluta – repartiéndose PP 55 escaños; ERC 15; EAJ-PNV 9; Cs 4; NA+ 3; JxCat 2; Agrup. Socialista Gomera (ASG) 1; y EH Bildu 1-. Pero la complejidad es manifiesta en el Congreso, con 350 escaños en total, donde el PSOE contabiliza 123; el PP 66; Ciudadanos 57; U Podemos 35; VOX 24; ERC soberanista 15; En Comú Podem 7; JxCat. 7; EAJ-PNV 6; EH-Bildu 4; CC-PNC 2; NA+2; Compromís 1; PRC 1.
Vistas esas realidades de la geometría electoral, con tintes territoriales específicos pero también de opciones socio-económicas y políticas distintas, ¿cómo lograr una estabilidad del gobierno del Estado?
Será necesario, sin duda, un nuevo sentido de responsabilidad, pues parece obvio que están en declive las mayorías absolutas y que deben pactarse programas de gobierno que garanticen una buena gestión de lo público mirando el interés general y respetando al máximo, democráticamente, la división de poderes entre el ejecutivo (Gobierno del Estado), el legislativo (Congreso y Senado), y el judicial (contemplado en los arts. 117 al 127, ambos inclusive de la CE de 1978, que trata del Tribunal Constitucional en el Título IX, arts. 159 al 165, justo después del Título VIII: De la Organización Territorial del Estado, arts. 137 al 158).
La responsabilidad del gobierno, si se quiere transmitir estabilidad, no sólo debe tener en cuenta la organización territorial del Estado, y sus antecedentes históricos, sino también los principios rectores de la política social y económica, así como las distintas opciones políticas sobre derechos y deberes, manteniendo por Ley derechos que deberían ser fundamentales (como el de la Salud Pública).
En el marco actual es, además, de suma importancia el horizonte de la Europa del futuro y el papel de España en Europa, De hecho, en las elecciones del 26 de mayo ha habido, en los comicios celebrados en España, una participación del 64,3%. El PSOE ha logrado el 32,8% de los votos, y el PP el 20,1%, lo que puede indicar una apuesta por la Europa Social y por la estabilidad económica del euro, a pesar de los efectos del Brexit y las turbulencias económicas y políticas sufridas en estos últimos años.
No obstante, tras las elecciones municipales, y la nueva constitución de los Ayuntamientos, habrá que ir viendo si la geometría electoral es de responsabilidad y buen gobierno mirando el Interés General o el Bien Común –en un sentido clásico- o si siguen predominando tendencias partidistas de izquierda a derecha, y viceversa.
Probablemente, convenga retomar en las distintas comunidades, y partidos políticos, y hasta en los Estados y Federaciones de Estados…, o en la propia ONU y el mundo global -al Este y al Oeste, al Norte y al Sur- los Fundamentos de la Filosofía del Derecho -tema hegeliano y europeo-, con el fin de evitar totalitarismos de cualquier signo e imposiciones neocapitalistas conservadoras de corte elitista, que no favorecen en nada la democracia ni los valores de la libertad, la igualdad y la justicia.
De los Fundamentos de la Filosofía del Derecho, conviene señalar en estos momentos de evolución y cambios que es fundamental “ser persona y tratar a los demás como personas”. Si al menos coincidiéramos en esa fundamentación a la hora de firmar acuerdos contractuales, nos iría mucho mejor en la convivencia, en el diálogo, en la paz y en la justicia, pero también en la economía y en la política en general.
El marco político multipartidista, más que un obstáculo, puede verse como una gran oportunidad para mejorar el sentido democrático y el acuerdo de programas y compromisos de gobernanza que miren el interés comunitario, más allá de los individualismos y los sectarismos.