LA TOMA DE GRANADA
Ante las manifestaciones que cada año tienen lugar en Granada cuando se celebra el ritual llamado “La Toma de Granada”, que en los últimos años tienen un claro carácter de violencia -mal disimulada- entre los manifestantes supuestamente de ideologías extremas y enfrentadas, las preguntas que surgen son: ¿Se han molestado ambos grupos de manifestantes en estudiar la historia de España?, ¿saben si lo que defienden, con su comportamiento y gritos airados, tiene una base real?, ¿no se mueven sobre hechos inventados y, tal vez, arrastrados por demagogos mal intencionados?
En primer lugar es interesante decir que la celebración tiene lugar desde tiempo inmemorial con diferentes modificaciones en las ceremonias.
Los historiadores especializados en la Edad Media española han valorado el período histórico de forma diferente y entre los especialista más afamados han destacado por sus posiciones confrontadas Claudio Sánchez Albornoz y Américo Castro. Para uno -en ese período- prerromanos, romanos y visigodos configuran la unificación política y cultural de Hispania, no incluye ni judaísmo ni islamización, la población es cristiana y occidental. Son sus palabras: “La España europea había nacido en el fragor de los combates y ese batallar acentuó viejas modalidades de la Hispania primitiva, castró otras y creó no pocas nuevas”. “España y los españoles estaba ya latente en los pueblos prerromanos y fueron los visigodos y los romanos quienes la configuraron al construir la unificación y cultura de España”.
La otra visión, aunque siempre matizada o retomada y revisada, en el caso de Américo Castro, se centra en considerar la realidad histórica de tres castas en la península Ibérica: cristianos, moros y judíos. Sitúa a la casta cristiana a la contra de las castas de los moros y judíos e insiste en que los visigodos no eran españoles.
Los estudios genéticos realizados de la población actual de España pueden inclinar la balanza hacia uno de los dos grandes historiadores. El tratamiento de los datos son varios pero todos ellos resultan prácticamente coincidentes en sus conclusiones, aunque el del historiador Mateo Mathaus: “¿Cómo es la composición genética de los españoles?” Es el más claro. Del mismo son significativos los tres párrafos siguientes:
“España está genéticamente muy relacionada con el resto de los pueblos de Europa (Irlanda, Gales, Bretaña Francesa y Portugal) más que ningún otro pueblo”.
“El español es un pueblo muy homogéneo desde el punto de vista genético”.
“Lo que la ciencia nos demuestra y deja claro es que la composición genética de los antiguos pobladores de la Península Ibérica es muy similar a la que se encuentra en la moderna España, lo que sugiere una fuerte continuidad genética a largo plazo desde la época prerromana”.
Estas aseveraciones confirman la idea de que el año 711 los musulmanes asaltaron la península Ibérica y fueron una fuerza invasora y posteriormente de ocupación, con progresivas oleadas de invasores, durante los años de la llamada reconquista. No cabe duda que los invasores dejaron un importante legado cultural, científico y monumental, pero no genético. Fueron una fuerza de ocupación y gobernaron a una población autóctona que los tenía como invasores.
No es fácil ponerse en el lugar de la población nativa de España en la Edad Media y más concretamente al final de la misma, pero si un pueblo es invadido por fuerzas militares y éstas permanecen controlando el poder como un ejército de ocupación, cuando son expulsadas está justificada una celebración del hecho histórico.
En cualquier caso las posiciones de los dos grupos que se enfrentan en la celebración de la toma de Granada, están fuera de la razón, porque la celebración debería ser un acto de encuentro para los ciudadanos de buena voluntad por un hecho histórico fundamental para España.
J.M. Llamas