LO COMÚN Y LA DEMOCRACIA
Lo “común” ha pasado a ser el término que describe un régimen de prácticas, de luchas, de movimientos sociopolíticos, de instituciones y de investigaciones que apuntan hacia un porvenir no capitalista -como opción alternativa al neoliberalismo conservador actual-. Pero… ¿qué queríamos denominar nosotros, en España, con la palabra “demokratia” (de “demos”, pueblo, y “kratos”, poder), cuando se llevo a cabo la Transición de la Dictadura a la Democracia? ¿Dónde estamos ahora?
En el libro Común. Ensayo sobre la revolución en el siglo XXI (Gedisa, Barcelona, 2015), de Christian Laval y Pièrre Dardot, se parte de la tragedia de lo no común –en el mundo global, pero también particular y concreto- y de la emergencia estratégica de lo común.
Las nueve propuestas políticas que se formulan, a grandes rasgos, son las siguientes: 1. Construir una política de lo común; 2) Oponer el derecho de uso al derecho de propiedad; 3) Considerar lo común como el principio de la emancipación del trabajo –pues, a pesar de su debilitamiento, las organizaciones sindicales deberían desempeñar un papel relevante- ; 4) Instituir la empresa común –lo que lleva a un replanteamiento de la empresa como patronal, mercado financiero y cotización en bolsa, en pro de la producción asociada-; 5) caminar a la asociación en la economía de modo que se prepare la sociedad de lo común –desde la creación de comunidades locales viables-; 6) “Lo común” debe de fundar la Democracia Social – lo que implica la ciudadanía efectiva social, económica y política-; 7) Los Servicios Públicos han de convertirse en instituciones de lo común; 8) Hay que instituir los comunes mundiales -la comunidad humana como sujeto jurídico, la garantía de la justicia social y la paz, nueva visión del desarrollo (sin destrucción de la Naturaleza) más allá del crecimiento cuantitativo, acceso universal a la salud, la educación y los servicios sociales, derechos fundamentales, igualdad y dimensión ecológica-; 9) Finalmente, debe instituirse una Federación de los Comunes –a partir de los gobiernos locales con sentido federativo-.
Diríase, al modo de Hegel – en el prefacio a su Fenomenología del Espíritu- que todavía subsisten frivolidad y aburrimiento (además de la explotación, el dominio, la corrupción y el sistema financiero mercantil del momento histórico presente). Los síntomas de lo nuevo sólo son esporádicos, pero el presentimiento o la intuición de algo desconocido forma parte de los signos que anuncian algo distinto y que ya está en marcha.
Cuantos vivieron intensamente la Transición Española de la Dictadura a la Democracia eran conscientes de su alcance y sus límites, incluso en la Carta Magna de 1978. De hecho sabemos distinguir entre democracia formal y real, así como entre democracia ideal y democracia posible. En este sentido Giovanni Sartori, en sus lecciones sobre La Democracia, hablaba -allá por el 2008- de idealismo y realismo, de perfeccionismo (idealismo desmedido) y utopía (lo que no existe, lo irrealizable o lo prematuro); de la opinión pública y su incidencia en la res publica, de la participación efectiva –voluntaria, personal y colectiva-; de la democracia directa y la representativa, de la democracia vertical –sobre mayorías y minorías-; …democracia antigua y moderna, pluralismo o diversidad y libertad…; libertad política, igualdad –concepto nada fácil-; liberalismo político y liberalismo económico; socialismo; el mercado libre y la crítica del capital; …”conflicto de civilizaciones”…, los límites del mercado; Democracia y Desarrollo.
Ahí estamos, ante un reto de más y mejor democracia, con sentido federal integrador de la Comunidad Humana, y la exigencia de un respeto, defensa y garantía de lo que es o debe ser común para todos en la dinámica de la Justicia y el Desarrollo de la Humanidad, sobre los pilares de la igualdad –en cuanto que personas humanas, hombres y mujeres- y libertad, ciudadanía y necesidad de participación activa voluntaria, personal y colectiva.
Vivimos momentos de incertidumbre pero también momentos en los que hay signos de una Nueva etapa de la Humanidad.
Sevilla, 15 de mayo de 2017
Ada Colau y Domenech ya han recurrido al término común, con el Partido de los Comunes o En Común Podemos. En definitiva no son ideas nuevas, dentro del Comunismo, añaden la ecología como algo novedoso. Lástima que los resultados de su aplicación hayan sido siempre catastróficos.
Positivo el talante del grupo socialista y su portavoz Ábalos en la moción de censura promovida por la formación Podemos contra el Gobierno conservador-neoliberal…