LA LENGUA INGLESA Y LA UNIÓN EUROPEA

LA LENGUA INGLESA Y LA UNIÓN EUROPEA

La UE está integrada, todavía, por 28 países y tiene reconocidas 24 lenguas oficiales, hasta la actualidad y posiblemente ocurra en el futuro, aunque no debiera, el idioma utilizado preferentemente ha sido el inglés.
El hecho es que cuando se complete la separación de Gran Bretaña de la UE, el inglés dejará de ser una de las lenguas oficiales en la Unión Europea por el simple hecho que los otros países que podrían tener el inglés como lengua oficial, que son Irlanda y Malta, no lo ha registrado así, pues Irlanda tiene como lengua oficial reconocida en la UE el irlandés (gaélico) y el maltés por parte de Malta.
Esta cuestión pone sobre la realidad el tema caliente de la lengua y la importancia que se le quiere dar en este país al aprendizaje de otros idiomas, en primer lugar al inglés.
Es de esperar que la tecnología solucione en poco tiempo el problema de la traducción simultánea, inmediata y fiable, de las diferentes lenguas lo que permitiría el entendimiento entre personas que hablen idiomas diferentes. Mientras tanto en la UE trabajan 1.750 lingüistas, 600 trabajadores de apoyo, 600 traductores y 3.000 intérpretes.
Es de esperar que la UE deje de dar primacía absoluta a la lengua inglesa como la primera en sus publicaciones e instituciones, así como en las relaciones internas, entre los diferentes países que la integran. Si tal situación se llega a dar, es indudable que la lengua inglesa dejará de tener la importancia que en la actualidad se le da en todos los países europeos. En tal caso, surge la cuestión de que forma incidiría sobre la obsesión idiomática que tienen algunos sectores sociales de España y muchos españoles en relación a los idiomas y en su enseñanza obligatoria, cuestión que merece un comentario.
Carecería de sentido decir o incluso defender que no se deben estudiar idiomas a lo largo de la enseñanza obligatoria, pero sí que se trate con sentido común, lo que no se hace en la actualidad.
En efecto, en primer lugar carece de sentido dar prioridad al aprendizaje de lenguas extranjeras y descuidar el conocimiento de la propia, los datos sobre la comprensión lectora así lo indican. En segundo lugar, para dominar un idioma es imprescindible hacer uso frecuente del mismo e incluso pensar con dicha estructura mental, como ocurre con la lengua materna, pues de no ser así lo más habitual es que lo aprendido se olvide en poco tiempo. En tercer lugar, es indudable que un porcentaje muy alto de los ciudadanos posiblemente ni apenas use los idiomas que, en teoría, aprende a los largo de la enseñanza obligatoria, salvo en caso de necesidad puntual por cuestiones de viajes o trabajos. En cuarto lugar, lo más probable es que con mucho esfuerzo los alumnos terminen por tener, en el mejor de los casos, los conocimientos de tales lenguas al nivel que un niño de tres años tiene de su idioma materno, tras los años de enseñanza obligatoria.
Según los expertos en el mundo se hablan por encima de las 7.000 lenguas, entre ellas el español ocupa el segundo lugar por el número de personas que la tienen por lengua materna, y tras la lengua se levanta una cultura de una riqueza y extensión inabarcables. Por desgracia se descuida en la enseñanza obligatoria el conocimiento de la lengua española y de la cultura hispana y se alimenta la obsesión de otros idiomas con ofertas de colegios bilingües o trilingües, que no pasan de ser montajes sin ninguna trascendencia real.
En determinados ámbitos funcionan centros de iniciativa privada un tanto “elitistas” con matrículas desorbitadas –a las que normalmente no pueden acceder familias de bajo nivel económico y entre ellos los inmigrantes- .
Curiosamente, en algunas zonas de España, ocurre que se vuelve la mirada hacia la lengua materna en detrimento de la lengua española no por afirmar la propia identidad lugareña (valenciana, por ejemplo) sino por evitar compartir con alumnado y familias de emigrantes de países terceros.
Es positivo aprender idiomas, además de la propia lengua materna; y, para algunos profesionales, es imprescindible conocer y dominar determinadas lenguas de dimensión internacional, pero eso no significa que se pueda justificar la obsesión imperante que en la actualidad alimenta la enseñanza de idiomas, y, en especial, la del inglés.

COMENTARIO

TRIBUNA DE DEBATE
Por: Manuel Barco Solleiro
Comentario: Desde Triana mi apoyo para Pedro Sánchez
Llevo cincuenta años militando en la familia socialista, he sido uno de los fundadores de la organización del PSOE en Triana, he pasado por las cárceles franquistas en Sevilla y en Madrid por defender las ideas socialistas, y he sido un militante disciplinado que al mismo ha sido critico, siempre dentro de las estructuras de la organización y nunca públicamente.

Los que llevamos muchos años militando en el partido siempre hemos tenido muy claro que criticar al partido desde fuera sólo puede perjudicarle, una manera de entender la militancia que siempre acepté por mi compromiso. Sin embargo, parece que en los últimos meses, muchos socialistas han olvidado el respeto público por el partido y por su Secretario General.

Felipe, Alfonso (el que nos enseñó que “el que se movía no salía en la foto”), los mal llamados barones que gobiernan con el “apestado” Podemos y en el caso de Andalucía donde se gobierna con la derecha “moderna” de Ciudadanos, han sido capaces de perjudicar al partido y a los trabajadores permitiendo al Partido Popular gobernar con su abstención, con el aplauso generalizado de la derecha económica y mediática de nuestro país.

En estas tristes circunstancias, y en base a los motivos que explicaré más adelante, no me ha quedado otra alternativa que publicar mi apoyo público a la candidatura de Pedro Sánchez, diciendo de antemano que yo no voté por él en las anteriores primarias.

No logro entender por qué no se consultó a las bases del partido antes de permitir un gobierno de derechas y no puedo aceptar que en pleno siglo XXI no se apueste por impulsar la participación democrática de la militancia, un clamor de los socialistas de base que Pedro Sánchez ha sabido interpretar a la perfección.

La abstención del PSOE ha permitido gobernar al Partido Popular, un partido que ha hundido a la clase obrera, un partido orgulloso de su corrupción, un partido que es capaz de realizar purgas en las fiscalías y que no duda en hacer amaños en el Tribunal Constitucional, un partido que en definitiva no debería estar gobernando en nuestro país.

Cuando los partidos socialistas se prestan a participar en las grandes coaliciones, como la que defendió Felipe en España, el socialismo termina por desaparecer, tal y como ha sucedido en Italia, Grecia u Holanda, y tal como puede suceder en Alemania donde no les ha quedado más remedio que presentar a un candidato que no esté contaminado por la gran coalición con la derecha alemana.

Aunque no estoy de acuerdo con muchas de las ideas de Podemos, si estoy convencido de que es necesario realizar un esfuerzo para alcanzar un gobierno de izquierdas tal y como ha pasado en Portugal, de manera que sea posible avanzar hacia una Europa de los ciudadanos y no de las empresas, hacia una sociedad más laica, republicana, federalista y abierta, en la que se refuerce el sentimiento de la ciudadanía europea sin renunciar a ser solidarios a la hora de hacer frente a los retos de la globalización.

Los militantes socialistas debemos intentarlo y para ello la candidatura de Pedro Sánchez es la mejor opción. Juntos podemos conseguirlo.

Un texto de Manuel Barco Solleiro

PRIMARIAS EN EL PSOE

PRIMARIAS EN EL PSOE

Los procesos de primarias han sido experiencias poco positivas para el PSOE. José Borrell fue elegido en primarias para ser el candidato número uno del partido en las Elecciones Generales del año 2000. Su designación por el voto de los militantes originó un enfrentamiento soterrado con el que fuera secretario general, en aquellas fechas, Joaquín Almunia, con repercusiones negativas para la organización y los votantes.
Tras una desafortunada intervención parlamentaria del candidato en el Congreso de los Diputados, abucheado por los diputados del Partido Popular, con un comportamiento propio de gamberros y no de parlamentarios, y al surgir el escándalo derivado de actuaciones irregulares de funcionarios del Ministerio de Hacienda en Cataluña, cuando José Borrell era Secretario de Estado de Hacienda, lo llevó a dimitir como candidato numero uno a las elecciones.
Tal renuncia obligó al Secretario General, Joaquín Almunia, a ser cabeza de lista.
Los resultados electorales del partido en las elecciones Generales del 2000 fueron malos: 125 escaños frente a 183 del Partido Popular. Una situación desfavorable que llegó en compañía de un pacto improvisado del PSOE con el PCE para optar juntos a los escaños del Senado. La consecuencia directa e inmediata de tales resultados fue la dimisión irrevocable del Secretario General.
Las primarias volvieron al PSOE en 2014 para elegir al Secretario General del Partido, en esta ocasión las ganó Pedro Sánchez, un candidato con corta trayectoria política aunque promovido y apoyado por el aparato del PSOE, sin estar claras las razones de tal apoyo.
Los resultados electores del partido con el nuevo candidato fueron muy malos: 90 escaños en diciembre de 2015, 85 escaños en junio de 2016. Quizá con resultados tan malos, y en progresión decreciente, otros candidatos hubiesen presentado la dimisión. El elegido no lo hizo voluntariamente sino tras perder una votación en el Comité Federal del partido, meses después de las elecciones y en circunstancias políticas complicadas. La consecuencia fue dejar al PSOE en manos de una gestora y con evidentes muestras de una profunda división en su militancia.
Pese a los resultados vistos de los dos procesos de primarias, una disposición reglamentaria las hace de obligado cumplimiento y la militancia debe elegir a uno de tres candidatos con imagen y propuestas claramente diferenciadas.
En primer lugar se debe destacar porque, sin duda, es un dato a tener en cuenta que, de los tres, sólo uno ha ganado elecciones en dos convocatorias y en la comunidad con mayor población de España y con el mayor número de afiliados al PSOE con diferencia significativa respecto de las demás. Los otros dos sólo han perdido elecciones: Uno en su comunidad autónoma, donde gobernó gracias al apoyo del Partido Popular y ha dejado al partido con los peores resultados electorales desde 1980. El otro ya se han indicado los resultados en las dos últimas Elecciones Generales los peores desde 1977.
La situación del país exigirá, en el futuro próximo, llegar a pactos con la derecha, es decir con el PP, aunque sea el PSOE el partido más votado. En primer lugar porque los movimientos populistas imperantes en Europa y en España exigirán en determinados asuntos acciones conjuntas, dado que el poder en manos de los mismos, sean del signo que sean, constituyen un peligro para cualquier democracia. Están, también, los movimientos independentistas que se mueven al margen de la ley y, en consecuencia, se requerirá un apoyo muy mayoritario para hacerles frente e impedir lleven al país a una situación lamentable. El terrorismo exigirá también una estrecha colaboración de los partidos políticos. No se podrá abordar ninguna modificación de la Constitución, algunas muy necesarias, sin el acuerdo de los grandes partidos.
Igualmente, son necesarios otros pactos de estado, entre ellos, para llegar a un modelo educativo que ofrezca estabilidad al sector, lo mismo es necesario en relación a la justicia, a las pensiones y a otros campos, sin olvidar la política europea.
La pregunta es: para hacer esta política, ¿cuál sería el mejor candidato?, sin olvidar la obligación del elegido de unir a las distintas fracciones en las que están divididos en la actualidad los militantes del Partido Socialista Obrero Español.
El presente y el futuro del Partido y su vocación de servicio y transformación de la sociedad pasan, sin duda, por la exigencia de una Convención en la que, logrando la unidad –que no la uniformidad-, se conjuguen libertad e igualdad interna y escucha activa de las exigencias del momento histórico de la propia sociedad.