NEGOCIAR BAJO LA PRESIÓN DEL CHANTAJE
La buena voluntad no siempre consigue buenos resultados, aunque tenga valor en sí misma.
Tal aseveración conviene tenerla presente cuando vuelven a la carga, con insistencia, algunas organizaciones políticas y medios de comunicación sobre la necesidad de la negociación entre el Gobierno Español y los independentistas de Cataluña.
La necesidad de negociar se presenta como si todos los ciudadanos catalanes quisieran separarse de España. Pero, en realidad, el contacto entre los centros de poder, el hablar y el negociar no siempre es posible aunque, en principio, hacerlo sea positivo.
No se puede negar que ha sido una ayuda inestimable, para llegar a la situación actual del Gobierno de la Comunidad Autónoma de Cataluña, las cesiones hechas y la tolerancia mantenida por los diferentes Gobiernos de este país, a lo largo de los años, a la Generalidad y a los independentistas catalanes.
En Cataluña se incumplen por sistema las leyes por los órganos del Gobierno Autónomo y por los de la Administración Local. La situación afecta muy directamente, para mal, a los ciudadanos catalanes no independentistas, que por cierto son mayoría, y en muchos aspectos están en la marginalidad al no sentirse ciudadanos de un Estado de Derecho.
Las situaciones contrarias a derecho son numerosas y frecuentes en Cataluña y se pueden citar como significativas aquellas relacionadas con el uso de la lengua tanto en la enseñanza como en la Administración y los Servicios Públicos, pues es imposible para los catalanes que quieren estudiar en el idioma español hacerlo. También es prácticamente imposible utilizar dicha lengua en los trámites administrativos pues ni hay impresos ni se atiende a los ciudadanos en español. Igualmente están marginados los servidores públicos que quieran utilizar el español en el cumplimiento de sus tareas como funcionarios. Sin olvidar las obligaciones relacionadas con los letreros en los comercios y demás actividades.
De hecho, en la vida diaria, se incumple con la obligación constitucional que da a todos los españoles el derecho a usar la lengua española y el deber de conocerla. Igualmente se margina a la Alta Inspección de Educación, del Gobierno de España, responsable de que se cumplan las normas estatales por las que se rige la enseñanza, donde se imparten las materias relacionadas con España y Cataluña en términos tan sectarios como falsos.
Aunque se podrían ampliar, son suficientes los casos expuestos para tener una idea de la situación en la que se encuentran los ciudadanos catalanes que se tienen también por españoles.
En nuestra juventud ya se contaba el chiste de la valenciana que pedía en una tienda “botóns de madera” y la dependienta le respondía que no tenía. Ante la insistencia de la cliente valenciana, hasta el punto de señalarle con el dedo donde tenía tales botones, la vendedora le dijo que eso eran “botón de fusta” (no de “madera”).
En la actualidad, los catalanes no independentistas se sienten abandonados por el Gobierno Español pues permite no sólo el incumplimiento de las leyes por parte de los Gobiernos Autónomos Catalanes, sino que, además, también ha hecho la vista gorda en ciertos asuntos relacionados con la corrupción y como ejemplo más significativo ahí está el caso Pujol, el más evidente uso del chantaje en política.
La amenaza de declarar la independencia es desde hace algunos años el último episodio del desmadre independentista catalán. En torno a tal fin se han llevado a cabo muchas maniobras basadas en acciones fuera de la ley, de tal modo que no hay ya posibilidades de que los independentistas estén dispuestos a ceder ante esta situación. Pensar en ceder aún más por parte del Estado sería un disparate.
Antes de intentar el Gobierno de España una negociación es imprescindible, en primer lugar, recuperar la legalidad y hacer que vuelva a Cataluña el imperio de la ley, sobre el que debe asentarse el Estado de Derecho (conforme al preámbulo constitucional) y al que está sometido el Poder Judicial, en su caso. Después, tiene que haber una renuncia clara, de parte del gobierno de la Generalidad, a la independencia tal y como ahora la busca, fuera de la ley y como si se tratara de una colonia en pleno siglo XIX, situación absolutamente falsa. Sólo en esa situación se podría negociar, es decir, sin tener que soportar un chantaje permanente.
Las conversaciones bilaterales del Gobierno de España con la Comunidades Autónomas, tendrían que atenerse siempre a determinadas normas de compromiso que respeten los derechos de los ciudadanos de todo el país.
Tales contactos tienen aún menos sentido tras la ausencia del presidente de la Generalidad Catalana en la última Conferencia de Comunidades Autónomas, una actitud de soberbia intolerable, abonada por no pocas ausencias en las Conferencias Sectoriales de trabajo, coordinación y solidaridad interterritorial.
Archivo por meses: febrero 2017
RUMBO AMERICANO DE DONALD TRUMP
RUMBO AMERICANO DE DONALD TRUMP
El rumbo que ha tomado Donald Trump tendrá un suspense de serie televisiva que nos irá sobresaltando, a tenor del discurso de investidura que, a modo de preámbulo, ha anticipado verbalmente, con energía, y que se irá ejecutando por Decreto, con su rúbrica, en nombre y representación de los pueblos y de la ciudadanía de América que le ha elegido.
En el discurso pronunciado, de unos 15 minutos, comienza por una brevísima salutatio protocolaria institucional y pasa de inmediato a la captatio populi , traspasando el poder –según dice- no de un partido a otro partido sino transfiriéndolo al pueblo americano. Dijo, además, muy claramente: “Nosotros, los ciudadanos de América, estamos juntos hoy en un gran esfuerzo nacional para reconstruir nuestro país y restablecer su compromiso con todo nuestro pueblo. Juntos determinaremos el rumbo de América y el mundo durante los próximos años. Nos encontraremos con retos. Nos encontraremos con dificultades. Pero lo conseguiremos.”
Desde su nueva visión americana y su perspectiva, ¿cuál es la situación de partida? Dijo:
“Durante demasiado tiempo, un pequeño grupo de personas en la capital de nuestra nación ha cosechado los frutos del gobierno mientras el pueblo soportaba los costes. Washington prosperaba, pero el pueblo no compartía su riqueza. Los políticos prosperaban, pero el empleo desaparecía y las fábricas cerraban. El aparato se protegía a sí mismo, pero no a los ciudadanos de nuestro país.” ¿Cuáles son los retos? Los americanos, dijo, quieren buenas escuelas para sus hijos, barrios seguros para sus familias y buenos puestos de trabajo para sí mismos. Son las demandas justas y razonables de un pueblo honrado. Pero, para muchos ciudadanos, la realidad es muy diferente: madres y hijos atrapados en la pobreza en nuestros barrios más deprimidos; fábricas herrumbrosas y esparcidas como lápidas funerarias en el paisaje; un sistema educativo lleno de dinero pero que deja a nuestros jóvenes y hermosos alumnos sin conocimientos; y la criminalidad, las bandas y las drogas que tantas vidas han robado y tanto potencial han impedido hacer realidad.
Compara la realidad a una carnicería, que debe terminar de inmediato. De ahí que podamos formularnos la siguiente pregunta: ¿Cuál es su voluntad política? La respuesta es clara: “Somos una sola nación, ….. Tenemos un mismo corazón, un hogar y un glorioso destino. El juramento que presto hoy es un juramento de lealtad a todos los estadounidenses. Llevamos muchas décadas enriqueciendo a la industria extranjera a expensas de la industria americana. Financiando los ejércitos de otros países mientras permitíamos el triste desgaste de nuestro ejército. Hemos defendido las fronteras de otros países mientras nos negábamos a defender las nuestras. Y hemos gastado billones de dólares en el extranjero mientras las infraestructuras nacionales caían en el deterioro y el abandono.
Hemos enriquecido a otros países mientras la riqueza, la fortaleza y la confianza de nuestro país desaparecían tras el horizonte. Una a una, las fábricas cerraban y se iban más allá de nuestras fronteras, sin pensar ni por un instante en los millones y millones de trabajadores estadounidenses que se quedaban atrás. Se ha arrebatado la riqueza a nuestra clase media para redistribuirla por todo el mundo. Pero eso queda en el pasado. Ahora debemos pensar en el futuro.
Nos hemos reunido hoy aquí para dictar un nuevo decreto que se oirá en cada ciudad, cada capital extranjera y cada corredor del poder. A partir de este día, una nueva visión va a gobernar nuestro país. A partir de este momento, va a ser América primero. Cada decisión sobre temas de comercio, impuestos, inmigración, asuntos exteriores, se tomará en beneficio de los trabajadores y las familias americanas.
Debemos proteger nuestras fronteras de los estragos de otros países que fabrican nuestros productos, roban nuestras empresas y destruyen nuestros puestos de trabajo. La protección engendrará prosperidad y fuerza.
Voy a luchar por vosotros hasta el último aliento, y nunca, jamás, os abandonaré. América volverá a triunfar, como nunca antes. Vamos a recuperar nuestro empleo. Vamos a recuperar nuestras fronteras. Vamos a recuperar nuestra riqueza. Y vamos a recuperar nuestros sueños. Construiremos nuevas carreteras, y autopistas, y puentes, y aeropuertos, y túneles y ferrocarriles por todo nuestro maravilloso país. Sacaremos a la gente de las ayudas sociales y la pondremos a trabajar, reconstruiremos nuestro país con mano de obra estadounidense.
Vamos a seguir dos reglas muy sencillas: compra estadounidense y contrata a estadounidenses.”
¿Habrá otras decisiones concretas y prácticas de ámbito internacional? El actual presidente, que quiere ser un reluciente ejemplo a seguir, afirma de forma contundente: “Reforzaremos las viejas alianzas y formaremos otras nuevas, y uniremos al mundo civilizado contra el terrorismo islámico radical, que vamos a erradicar por completo de la faz de la tierra.”
¿Dónde quedará la inspiración ilustrada y europea de Immanuel Kant sobre la paz perpetua…?
En el momento americano presente, un tanto mesiánico, parece que la inspiración popular y el afán personal y patriótico se reviste de púrpura celestial con las siguientes palabras: “La Biblia nos dice: «Qué bueno y placentero es que el pueblo de Dios viva unido». Debemos expresar nuestras opiniones abiertamente, debatir con sinceridad nuestras discrepancias, pero siempre buscar la solidaridad. Cuando el país está unido, es imparable. No hay que temer nada, estamos protegidos, y siempre lo estaremos. Estamos protegidos por los grandes hombres y mujeres de nuestras fuerzas armadas y policiales y, sobre todo, estamos protegidos por Dios.”
¿No hay acaso un uso del nombre de Dios en vano, incluso en el mismo ritual del juramento de la toma de posesión, poniendo la mano sobre la Biblia de su familia?
Bajo la bandera americana, dice: “un niño que nace en la gran urbe de Detroit y otro que nace en las llanuras barridas por el viento de Nebraska ven el mismo cielo, tienen los mismos sueños en sus corazones y reciben su aliento vital del mismo Creador todopoderoso.” Pero… ¿por qué ampliar entonces, y por Decreto, las vallas de la vergüenza frente a la bandera mejicana? ¿Por qué no hermanar banderas? ¿Por qué no tender puentes en vez de gastar el dinero en fosas y muros que separen a pueblos de la misma Comunidad Humana? ¿Acaso el sol no luce para Oriente y Occidente, para el Norte y el Sur?
El cierre del discurso es muy claro: “América para los americanos”. La voluntad política es la que es: “Juntos vamos a hacer que América vuelva a ser fuerte. Vamos a hacer que América vuelva a ser rico. Vamos a hacer que América vuelva a estar orgulloso. Vamos a hacer que América vuelva a ser seguro. Y juntos, vamos a hacer que América vuelva a ser grande. Gracias, que Dios os bendiga y que Dios bendiga a América.”
Aunque parezca mentira engolada, tras unas elecciones democráticas, el homo sapiens se presenta como homo divinus. La Casa Blanca pasa a ser Divina Domus, el dominio de los Césares, la Casa Imperial. Hay un gran cambio de rumbo: el rumbo americano de Donald Trump…
Desde Sevilla, a 26/01/17,
José Mora Galiana (PhD)
CANDIDATURA DE UNIDAD POPULAR, LA CUP
CANDIDATURA DE UNIDAD POPULAR, LA CUP
Los movimientos y organizaciones anarquistas tuvieron una gran implantación y actividad en la Cataluña del primer tercio del siglo XX y fueron perseguidos y erradicados tras el final de la guerra civil con la victoria de los militares sublevados, contra el gobierno legítimo de la Segunda República, y la implantación de la posterior dictadura.
Los grupos de pistoleros creados por algunos patronos, en Cataluña, para asesinar a líderes obreros dieron fuerza a las organizaciones anarquistas, que consiguieron la afiliación masiva de trabajadores, dejando en un puesto muy secundario a la Unión General de Trabajadores.
Los anarquistas estuvieron enzarzados, permanentemente, en enfrentamientos internos de todo tipo, lo que daba origen a la creación de diferentes facciones enfrentadas, pero en su conjunto prestaron una ayuda inestimable a la Segunda República para que perdiera la contienda contra las fuerzas fascistas sublevadas.
En la transición, con la legalización de los partidos políticos y las organizaciones sindicales, las entidades anarquistas intentaron resurgir y recuperaron su patrimonio inmobiliario con los gobiernos socialistas, pero no dejaron de ser irrelevantes tanto en el ámbito nacional como en Cataluña.
La última y profunda crisis económica facilitó la creación y resurgimiento, en todo el país, de nuevas fuerzas políticas y, en Cataluña, la CUP ha conseguido convertirse, tras las últimas elecciones autonómicas, en una fuerza clave para que puedan gobernar las fuerzas independentistas en la Comunidad Autónoma.
La CUP tiene una base claramente anarquista en los principios que defiende y en sus forma de organizarse y comportase, con ella es como si hubiese rebrotado la esencia de aquellos movimientos anarquistas del primer tercio del siglo XX, aunque con algunas peculiaridades propias de una sociedad del siglo XXI.
La situación actual puede incluso hacer recordar, por analogía, el papel que jugaron dichos movimientos cuando la Generalidad la presidía Lluis Companys con Josep Tarradellas, como hombre fuerte, ambos de Izquierda Republicana de Cataluña, y cuando en el gobierno participaban los anarquistas e imponían en el mismo sus mandatos y orientaciones.
Ante estos hechos de las historia se puede intentar comprender que, en la actualidad, Izquierda Republicana de Cataluña y la CUP puedan llegar a un entendimiento. Incluso estaría dentro de lo posible que pudieran compartir gobierno, pues ya lo hicieron en el siglo pasado. Pero lo que nunca podrá tener una explicación razonable es que la antigua Convergencia Democrática de Cataluña, supuestamente de ideología demócrata-cristiana, partido al que entregaba su voto la burguesía catalana, pueda -dentro de la racionalidad y la coherencia- llegar a ningún tipo de acuerdo con un partido de base anarquista. No obstante, se podría entender que es aun peor que la CUP, de hecho, condicione el proceder del actual gobierno autónomo de Cataluña.
Volviendo al pasado, sin embargo, es relevante tener en cuenta que si para la Segunda República fue desastroso el papel de los anarquistas en la España republicana, y especialmente en Cataluña, lo más probable es que lo sea también para los actuales dirigentes de la Generalidad de Cataluña y los planes demenciales del independentismo, aunque ya de por sí sean imposibles.
Frente a los planteamientos de la CUP, urge un debate territorial en profundidad y un nuevo sentido de la solidaridad interterritorial capaz de actualizar el título VIII de la Constitución Española y la cohesión formal y real del Estado Social y Democrático de Derecho.