LA REALIDAD DEL AUTOABASTECIMIENTO ELÉCTRICO

LA REALIDAD DEL AUTOABASTECIMIENTO ELÉCTRICO

En la actualidad, un nuevo momento histórico de grandes cambios, conviene retomar el tema del autoabastecimiento eléctrico. Pues, gracias a la mejora del rendimiento de las placas fotovoltaicas, al alto aprovechamiento de los generadores eólicos y a las pilas recargables, un usuario individual, o incluso una empresa, no sólo puede autoabastecerse sino, en determinados periodos, aportar energía a la red general.
En un artículo del 7 de mayo: “Energías renovables ¿La invención de la pólvora o sector estratégico?”, ya señalamos la capacidad de autoabastecerse, con limitaciones, por medio de generadores eólicos individuales, en zonas de Andalucía donde no llegaba el suministro de energía eléctrica, durante los duros años de la posguerra y algún tiempo más.
Ahora, la capacidad de autoabastecimiento, gracias a los avances tecnológicos, ha cambiado en términos radicales, aunque se mantienen parte de sus limitaciones.
Las limitaciones son fáciles de comprender. Si no hay viento y tampoco sol no hay generación de energía eléctrica y, por lo tanto, si estos periodos son largos, superiores a la autonomía que dan las pilas, la vivienda o la empresa tienen que recibir la energía de la red de abastecimiento, pues de lo contrario los consumidores se quedarían sin electricidad para atender a sus necesidades.
Ahora bien, en aquellas circunstancias en las que, gracias al viento y a la energía solar, se genere más energía eléctrica de la requerida por el usuario, con las pilas cargadas, el excedente podría pasar a la red e incluso tener un valor de mercado.
Por lo expuesto, es fácil deducir que los usuarios que se autoabastecen tienen que estar también conectados a la red general, para asegurar el suministro necesario.
Algunas empresas, hace ya tiempo, tenían la posibilidad de generar energía eléctrica para cubrir sus necesidades e incluso aportar a la red, aprovechando fuentes energéticas propias resultantes de los procesos propios de su actividad. Es lo que se llama “cogeneración”, actividad reglamentada legalmente por diferentes disposiciones, siendo la última el Real Decreto 413/2014 de 6 de junio, por el que se regula la actividad de producción de energía eléctrica a partir de energía renovable, cogeneración y residuos.
En la actualidad se ha disparado una cierta alarma social, en algunos sectores, en relación a un supuesto Real Decreto en elaboración, en el que se elevaría en torno al 27%, revisable, el costo de la conexión a la red de las instalaciones de autoabastecimiento y se eliminaría el pago por el suministro a la red de los excedentes. Según algunos expertos estas disposiciones elevarían varios años el tiempo requerido para amortizar una instalación de autoabastecimiento.
En relación a tal medida hay diferentes opiniones en contra, achacando tal decisión a la posible incidencia en la recaudación de impuestos por el consumo eléctrico. También achacan tales medidas a posibles desequilibrios en la red si repentinamente aumentan las instalaciones de autoabastecimiento. Es cierto, también, que se obliga desde hace años a las viviendas de nueva construcción a la instalación de paneles solares para el suministro de agua caliente. Ello también afecta al consumo de otras energías y por supuesto a la recaudación impositiva.
El autoabastecimiento de energía eléctrica tiene en la práctica limitaciones significativas y su viabilidad no es tan positiva como parece. En primer lugar es necesario que el usuario disponga de espacio suficiente para instalar los paneles solares necesarios para contar con el consumo que requiera y lo mismo se puede decir de los aerogeneradores y las pilas necesarias. Las estimaciones sobre su coste están en que su amortización requeriría entre 15 y 20 años, aunque la inversión tendría que hacerse al principio. A estos costes se sumarían los derivados del mantenimiento, en especial el de las pilas recargables, sin descartar la posibilidad de que antes de completar la amortización la instalación sea obsoleta y no proporcione el rendimiento requerido por el usuario.
No hay duda que el futuro de las fuentes energéticas está en las renovables, en especial las eólicas y fotovoltaicas. Conviene avanzar por ese camino, a no ser que se consiga -en un plazo razonable- poner en marcha el aprovechamiento energético, económicamente rentable, de la fusión nuclear u otras fuentes por descubrir.
Cuestión diferente es el autoabastecimiento energético. Para decidirse por el uso de esta tecnología es imprescindible hacer un estudio serio para saber si es o no es rentable.
En cuanto a las posibles ayudas de la Administración Pública a estas instalaciones se debe tener en cuenta que no todos los ciudadanos están en igualdad de condiciones para optar por el autoabastecimiento energético, pues el mismo depende tanto de las características de su vivienda como de la ubicación geográfica de la misma.
Quizás son muchas las cuestiones abiertas todas merecedoras de polémica, controversia y diálogo. Pero no es menos verdad que, en nuestra Casa Común, en ámbitos locales, regionales, nacionales o globales, respecto al desarrollo más humano y sostenible, tendremos que apostar por otro estilo de vida en el que ni se derrochen ni se desperdicien ni sobreexploten los recursos naturales que deben administrarse como bienes del conjunto de la Comunidad Humana.
Son demasiados los lugares del mundo donde la energía eléctrica es débil o no llega y hay urbes y lugares macro-cefálicos donde se derrocha energía eléctrica que, además, es excesivamente costosa. Retomar el tema del autoabastecimiento eléctrico implica también combatir las injusticias estructurales del desarrollo actual.

IMPOSICIÓN DEL INDEPENDENTISMO CATALÁN

IMPOSICIÓN DEL INDEPENDENTISMO CATALÁN

En el año 1978 se constituyó la federación de dos partidos catalanes, que se calificaban como nacionalistas: Convergencia Democrática de Cataluña -de ideología liberal de centro derecha- y Unión Democrática de Cataluña -con ideología democristiana-.
Convergencia y Unión ha dejado de existir después de 37 años, tiempo durante el que ha gobernado en la comunidad Autónoma de Cataluña, a excepción de los años que lo hizo el tripartito.
Su fundador y dirigente más destacado, un personaje impresentable, está en los tribunales camino de ser condenado por fraude a la Hacienda Pública, blanqueo de capitales y corrupción.
Convergencia y Unión ha apoyado la gobernanza de España a cambio de concesiones adversas para los españoles, por parte de los gobiernos de turno.
Lo más significativo, sin embargo, que ha logrado la federación de los dos partidos ha sido pasar del nacionalismo al independentismo para llevar a los catalanes a una situación política terriblemente complicada y sin salida, y sembrar muy malas sensaciones en el resto del país en su relación con Cataluña.
Es importante señalar que la ruptura de la federación ha tenido una motivación realmente curiosa. La ruptura no se ha producido porque uno de los partidos sea independentista y el otro no pase del nacionalismo, como tantas veces lo han dicho los dirigentes de ambos partidos y las personas de buena voluntad así lo aceptaban. Han roto porque uno de los partidos de la federación, Unión Democrática de Cataluña, quiere llegar a la independencia siempre dentro de la legalidad y a través de acuerdos, aunque no se sepa con quién se puede negociar un asunto que depende, hoy por hoy, de la soberanía nacional es decir de todos los españoles. El otro partido, Convergencia Democrática de Cataluña, está decidido a lograr la independencia de Cataluña por el camino más corto, es decir fuera de la legalidad y cuanto antes mejor. A ello ha dedicado y dedica parte del presupuesto de todos los ciudadanos de Cataluña, independentistas o no, con la intención de tener las infraestructuras necesarias cuando se constituyan en un Estado independiente e impedir llegar a ser un Estado fallido.
Ante esta situación el logro más lamentable de estos dos partidos políticos, en su etapa de estar federados, incluso más que sus acciones para llevar a Cataluña a una situación insostenible, es el desierto político al que han llevado a la Comunidad Autónoma, pues han impuesto la idea de que allí no hay progresistas y conservadores, derechas e izquierdas, o cualquier otra opción política, se terminó el debate político porque la vida social y política solo puede girar en torno al independentismo, con clara ventaja para los independentistas aunque las encuestas digan que no son mayoría.
Ante esta realidad, el PSC está a punto de desaparecer, tras su recorrido glorioso en el tripartito y su falta de definición. Ya es un partido poco significativo y está muy lejos de la importancia que tuvo en los años ochenta, muy necesario para que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) gobernara en el país.
Es evidente que el PSOE debería implantar en Cataluña sus siglas, sin ningún complejo, y definir con claridad su posición en el arco político y hacer que el independentismo deje de ser el centro de la vida política catalana.
Comportarse como un partido socialdemócrata, que por supuesto es ajeno a la independencia de Cataluña y sea capaz de imponer el debate que afecta a las cuestiones relacionadas directamente con la dignidad humana, lejos de los nefastos nacionalismos. Ocurriera lo que ocurriera sería difícil que tuviera una peor posición a la que las encuestas le asignan al PSC en un futuro próximo.
Lo importante es definir con claridad la propia opción y denunciar las contradicciones del independentismo de cortas miras regionales en el conjunto de Europa.

EL HOTEL ALGARROBICO, DESPROPÓSITOS Y MANIOBRAS

EL HOTEL ALGARROBICO. DESPROPÓSITOS Y MANIOBRAS
El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha dado como firme la sentencia del mismo tribunal de 29 de julio de 2014. En dicha sentencia se reconoce como legal la licencia urbanística para construir el hotel Algarrobico, en la costa de Almería, concedida por el Ayuntamiento de Carboneras en el año 2003 con la aceptación de la Junta de Andalucía.
El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ratifica que el Ayuntamiento de Carboneras actuó en la legalidad cuando concedió la licencia oportuna para la edificación del hotel, lo que es definitivo; a no ser que el asunto llegue hasta el Tribunal Constitucional y éste, dentro de unos cuantos años, diga lo contrario.
La Junta de Andalucía, arrastrada por los monstruos que creó, alimentó para que se consolidaran, y continúa alimentando durante años, organizaciones carentes de representación parlamentaria pero presentes en cantidad de órganos representativos de la Junta de Andalucía gracias al Gobierno Autónomo, y, con ello, consiguió que se paralizaran las obras del hotel en el año 2006, cuando ya estaban próximas a concluir. Es decir, hace nueve años impidió que una construcción legal no se pudiera terminar, lo que resulta sorprendente dado que el hotel estaba en construcción unos cuantos años, con el beneplácito de las autoridades con competencia en tales actividades urbanísticas.
Después, la Junta de Andalucía llevó a cabo maniobras de dudosa efectividad y clara imprudencia para impedir que el hotel llegara a ser una instalación abierta al turismo que visita Andalucía, la actividad económica más importante de una Comunidad Autónoma -donde se ha destruido con contundencia un altísimo porcentaje de la actividad industrial, vital para mantener un porcentaje alto de empleo estable -.
La primera maniobra fue modificar el Plan de Protección de la zona para incluir el lugar donde se construía el hotel; la segunda fue ejercer el derecho al retracto, sobre el lugar donde se levantó la construcción con licencia legal según el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, para comprarlo.
La actuaciones futuras de la Junta de Andalucía se supone que serán: en primer lugar pagar el importe del terreno sobre el que se ejerció el derecho de retracto, después tendrá que indemnizar a la empresa Azata del Sol, propietaria del hotel, por los prejuicios causados, para proceder finalmente a su demolición.
Operaciones tan brillantes, agudas y rentables es de suponer que costarán a todos los andaluces unas decenas de millones de euros; por lo cual, es exigible que en términos claros y concretos se explique, por la autoridad competente, a los sufridos habitantes de esta región, y en especial a los del municipio de Carboneras y al edil que concedió la licencia de obras, de acuerdo a las normas de un Estado de Derecho, los principales beneficiados de tan gloriosas acciones y de los gravísimos riesgos de los que los han librado al demoler el hotel y, por supuesto, el bien que han hecho a toda la humanidad con actuaciones tan diligentes y efectivas.
Cualquier ciudadano andaluz, que aún conserve la capacidad crítica mínima de analizar las actuaciones políticas, se podría peguntar hoy si la Junta de Andalucía va a actuar con la misma brillantez, eficacia y contundencia con las 250.000 viviendas (que se sepa) construidas sin licencia municipal, es decir ilegales, muchas de ellas en zonas protegidas. Acciones que afectarían en torno a un millón de personas.
Quizá una salida acertada a tantos despropósitos sería destinar a los cráneos privilegiados relacionados con el asunto Algarrobico, junto con aquellos otros que no consiguieron recuperar ni un solo euro de los 89 millones que costó suplantar a la empresa Boliden en hacer frente a las efectos derivados de la riada consecuencia de la ruptura de la presa de la mina de Aznalcóllar, a arar la tierra y a cultivar cebollinos, con permiso de los agricultores, naturalmente, a los que probablemente habría que compensar con alguna prebenda por soportar tan pesada carga.