AVANZAR EN DEMOCRACIA
Para avanzar en democracia parece que hay que seguir escribiendo, contando y creando en libertad. El Instituto Cervantes acaba de publicar un libro (Escribir, crear, contar) que invita a retomar la metáfora de “La Montaña Mágica” (novela de 1924 de Thomas Mann). La montaña es nuestro propio mundo y la transformación es un aprendizaje.
Escribir es como dibujar, es un descubrimiento, es recorrer un camino y…, cuando se llega al punto geodésico, admirar el paisaje y respirar hondo.
¿Jugamos?
Situémonos rápidamente en un espacio geográfico: España. ¿Qué se pretende transmitir? Que la legitimidad social, el liderazgo y la partitura o la fuerza programática son necesarios para avanzar en democracia.
En primer lugar hay que dejarse impresionar por la realidad del momento histórico, por el presente, por la crisis…, por el paro, por la corrupción, por la mediocridad, por los recortes de tantos logros, por las deudas, por las desigualdades crecientes, por el estancamiento económico y político, por la debilidad cultural creativa…., por los baches de las carreteras, y por el “run” “run” de los Partidos Políticos.
Una vez impresionados, hay que actualizar en la mente dicha realidad, hay que pensar, hay que reflexionar y habrá que elegir entre distintas opciones posibles y/o capaces de transformar la realidad presente.
A primeros de siglo indicaba Antonio García Santesmases (en su libro Ética, Política y Utopía) que se carecía de una Filosofía Política realizada desde España. Por ello, tal vez, afirmaba que para pensar la política hay que inscribirse históricamente en el propio contexto; ver las aportaciones de las ciencias sociales y emprender el camino hacia la óptima república para volver una vez más a la realidad. Sólo así es posible mantener la tensión entre la descripción y la elección a tomar. Luego es importante preguntarse: ¿En qué contexto nos movemos hoy? ¿Cuál es nuestro momento histórico? Formularse esas y otras preguntas es ineludible para poder optar por el camino no siempre fácil de la transformación.
En la actualidad, puede decirse que hay un predominio del liberalismo. Pero el liberalismo tiene dos tradiciones: la del individualismo posesivo (con afán desmesurado de lucro) y el liberalismo solidario o socialdemócrata (con cierta tendencia clientelar, corporativa o estatal). No obstante, también hay tendencias hacia transformaciones económicas, políticas e incluso ecológicas.
Pero, más allá de movimientos sociales, tendencias intelectuales o partidos, y a pesar de tanta corrupción puntual o sistémica, el paso de la Dictadura a la Democracia es considerado como un valor que no debe sino seguir avanzando contractualmente, sensatamente. Por eso, tal vez, se prefiere, como sistema político, la democracia a cualquier tipo de dictadura –incluida la económica-, incluyendo el debate sobre posibles combinaciones entre lo que se denomina el Mercado, el Estado y la Sociedad Civil.
Lo del marco europeo restrictivo y sobre si resta o no soberanía, se ve incluso dulcificado por lo que se desearía defensa más efectiva de la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE y sus garantías, ahora un tanto difusas. Pues, se sigue teniendo la esperanza de un avance político en el proyecto de cohesión territorial, económica y social de la Unión Europea.
Ante la crisis económico-financiera, de corrupción, de desigualdades y de desempleo y carencia de valores, se postula la necesidad de que la economía esté al servicio de la política y ésta, a su vez, se someta a criterios éticos y jurídicos, con el fin de regenerar la vida política y rehabilitar la propia democracia, desde la sociedad civil más madura.
Como ya he dicho en alguna ocasión, vuelve a florecer la posibilidad y potencialidad de un socialismo en libertad que no ha llegado a plasmarse como alternativa real, aunque su espíritu lograra un Estado de Bienestar ahora también afectado por los recortes, y más en crisis que en proceso de racionalización. Florece también la exigencia de un Poder Judicial más independiente del Poder Ejecutivo, profesional y con más medios. Se plantea finalmente la separación mayor de poderes, la democracia interna de los partidos y la revisión del Senado para que pase a ser una Cámara territorial. Todo eso resulta positivo y, dialécticamente, negación de la negación
El que, incluso gracias al impulso del Movimiento Podemos, ya transformado en Partido, se esté realizando un esfuerzo de reflexión y de elaboración de programas políticos a debatir, defender y aplicar prácticamente, es una buena noticia, pues, en algún momento –debido a la crisis de las instituciones y del propio título VIII de la Constitución sobre la división territorial- parecía que peligraba la libertad, la igualdad ante la Ley, y la democracia alcanzadas en España.
Retomando la metáfora de La Montaña Mágica hay que seguir avanzado por el camino de la naturaleza propia de la democracia y ser protagonistas de una transformación, descubriendo de nuevo los valores de la libertad, la igualdad y la justicia.
José Mora Galiana,
Sevilla, 5/XI/14