LA MALA POLÍTICA
Tras los malos resultados obtenidos por el Partido Socialista Obrero Español en las elecciones para elegir los representantes españoles en el Parlamento Europeo se ha producido, dentro de la organización, los movimientos que en gran medida se esperaban, pero tanto durante la campaña como después de las elecciones se imponen las formas peores de hacer política.
Durante la campaña tras el error que cometió el cabeza de lista del Partido Popular, después del debate, al sobrevalorar su capacidad intelectual y rebajar la de su rival por ser mujer, la campaña la centró la candidatura socialista en tal disparate, propio de débiles mentales, como si fuera el faro de cuantas acciones pudiera hacer un partido con grandes responsabilidades en la mala situación por la que pasa el país y con la obligación ineludible de ayudar a enmendarla. Un error descomunal porque la mayoría de los ciudadanos están necesitados de mensajes de esperanza y de justicia, así como de acciones concretas para que tales aspiraciones se hagan realidad, y no de malas políticas basadas en el autobombo y los reproches al rival.
La valoración que se deriva de tal comportamiento es que el PSOE nada puede ofrecer y, aún menos, hacer en los espacios vitales que fundamentan el quehacer político de los progresistas. La realidad es que ninguna opción política tiene para ofrecer más a los ciudadanos que la socialista, dentro de los principios básicos de la socialdemocracia, mayores esperanzas en relación a las libertades y a los derechos sociales, a llevar a la realidad una redistribución de la riqueza, a consolidar y desarrollar un estado de bienestar, lo que al parecer las cabezas directoras del partido han olvidado o han marginado de su quehacer para centrarse en mensajes totalmente absurdos e impropios, en base a atacar al adversario y decir bien poco de su programa.
Los españoles aún no saben que programa defenderán los parlamentarios socialistas en el Parlamento Europeo, a favor de los ciudadanos europeos en general y de los españoles en particular. Es así porque no lo han dicho con la claridad necesaria, con la frecuencia requerida, ni con la insistencia que requiere compromisos de tanta importancia.
Tras renunciar el Secretario General del partido, en respuesta a los malos resultados, y fijar una fecha para un Congresos Extraordinario ya han salido algunos posibles candidatos para exigir unas formas de elección, otros para hacerse de rogar para participar y otros para darse autobombo pero nada han dicho, aún, porque razones tienen esas aspiraciones y lo que harían si llegaran a ocupar la Secretarías General, un cargo que todavía conserva una considerable parcela de poder en la sociedad del país.
Quizá tendrían que comenzar a elaborar y divulgar un programa básico, pues hace demasiado tiempo que poco trasmite el programa del partido socialista, ni como el mismo se podría aplicar en los tiempos que corren en acciones concretas, siempre inspirador de cualquier actuación del partido.
Por añadidura y ya con números en las manos y el oportuno análisis de la situación actual, decir lo que querrían y lo que podrían hacer si llegaran a ganar unas elecciones generales y ocuparan la presidencia del gobierno.
Continuar con la mala política no solo es un suicidio para la organización, sino defraudar a los sectores sociales más necesitados del país y dejar espacios libre para que puedan ocuparlo otras opciones, de dudosa fiabilidad, con sus cantos de sirena.
De hecho, cualquier persona interesada en el programa socialista habrá podido acceder a una Declaración Política del Comité Federal vía internet, pero el programa como tal no se ha difundido.
Ese, desde luego, no es el camino para la Europa Social que se proponía y que se ha defendido frente a la Europa de Mercado.