FUNERAL DE ESTADO Y EL SÍNDROME DE ESTOCOLMO

FUNERAL DE ESTADO Y EL SÍNDROME DE ESTOCOLMO
El funeral de Estado por el presidente Suárez ha llenó muchas páginas de la prensa de este país, que fiel a sus hábitos decidió dar al personaje muerto aquello que le negó cuando estaba vivo.
Un hecho imprimió relevancia especial al evento, la intervención de uno de los miembros más siniestros de la jerarquía de la Santa Madre que, en su cátedra de la Catedral, y revestido con esos ornamentos ridículos que llaman de pontifical, decidió trasladarse a los años treinta del siglo XX y definir la situación actual del país como propicia para una nueva guerra civil. Al parecer el espíritu cainita anida en esa mente retorcida muy propia de la jerarquía de la gran secta.
A estas alturas de la democracia y a más de treinta y cinco años de aprobar por la voluntad popular una Constitución, en la que se recoge con claridad meridiana que España es un Estado no confesional, la clase política de este país, sin distinción de signo ni de rango, continúa actuando
como si estuviera en un Estado Confesional, sometiéndose a la Iglesia Católica, a su cátedra de Madrid y a sus mandatos.
La cuestión está en descifrar si el comportamiento de los actuales dirigentes, es una consecuencia de analizar la realidad social y concluir que necesitan de tal opción para conseguir más votos o si se dejan arrastrar por sus propias ideas. Esta incógnita sería importante, para los ciudadanos de este país, que los diferentes partidos la despejaran para que cada cual supiera a que atenerse.
Después de siglos en los que tanto el Estado como los ciudadanos, han sido cautivos de la Santa Madre, la que imponía dogmas, moral, formas de comportamiento y convivencia, hasta el extremo de contralar la vida personal, social e incluso la sexual de los llamados fieles, se supone que al clérigo de turno le interesaba tener fuentes de información sobre cada uno de los adictos para someter a la sociedad y proceder, en su caso, a humillaciones colectivas o personalizadas. No hablemos, además, de las redes patrimoniales impresionantes acumuladas, a veces a costa de los ciudadanos, y que en la actualidad se mantienen, en gran parte, a costa de los impuestos que administra el Estado. Da la impresión, por el comportamiento al uso, que gran parte de los ciudadanos, especialmente los que ostentan algún tipo de poder, son víctimas del síndrome de Estocolmo pues defienden e incluso se someten a sus raptores.
La familia del que fuera presidente durante la transición política es muy libre de llevar a término cuantos funerales o cualquier tipo de acto bajo la tutela de la organización religiosa que estime más oportuna.
Los responsables políticos de un Estado no confesional que hacen, además, alarde de actuar siempre dentro de la Constitución y que ejercen, como es su obligación, como defensores de la misma y de la aplicación correcta de su contenido, no deben organizar funerales de Estado de un determinado signo religioso, cualquiera que éste fuese.
Si consideran oportuno y justo honrar a un ciudadano, con un funeral de Estado, por los servicios prestados al país y sus méritos lo hacen merecedor del mismo, el acto tiene que ser estrictamente laico. No solo para cumplir con la legalidad, al aplicar la norma legal de rango más alto, sino también para que cualquier ciudadano, sea creyente o no de cualquier credo religioso, se pueda sentir participe del acto y contribuya a la unión de la ciudadanos de lo que este país, como es tradición, tiene graves carencias.

ELECCIONES EUROPEAS

ELECCIONES EUROPEAS
Este mes de mayo los españoles estamos convocados a las urnas para elegir a los representantes de nuestro país en el PARLAMENTO EUROPEO. Lo mismo ocurrirá con los ciudadanos de otros veintisiete países. Lo más impresionante del acontecimiento es que en las fronteras de los veinte ochos países de la UNIÓN, desde antes incluso de que se constituyeran como tales estados, las relaciones más significativas entre sus habitantes se establecían con tensiones y sufrían enfrentamientos armados, dado que Europa ha sido el escenario de las contiendas más destructivas y sangrientas que la especie humana ha vivido a lo largo de su historia.
El hecho democrático de la votación es de tal importancia que, por si mismo, constituye una razón suficiente para que todos los ciudadanos acudan a las urnas a depositar su voto.
Los partidos políticos, por el comportamiento que siguen, solo piensan en cómo ganar las elecciones sin preocuparles que todos los ciudadanos voten sabiendo el gran significado de la UNIÓN, su trascendencia, cómo son y la importancia que tienen las instituciones más importantes que la conforman.
La crisis económica y sus consecuencias negativas sobre la sociedad, especialmente en la zona euro, ha incrementado el número de ciudadanos que desconfían de la UNIÓN EUROPEA; y ayuda a tales apreciaciones la complejidad de las instituciones europeas y la actitud, extremadamente negativa, de ciertos líderes políticos ante las mismas. Sin embargo, pese a no ser ni las más democráticas, ni las más eficaces y en definitiva francamente mejorables, dichas instituciones forman parte de una fase del proyecto político más importante que ha elaborado el viejo continente.
Los ciudadanos europeos tienen también que comprender la complejidad de conjugar los intereses de veinte y ocho países, cada uno de ellos con su historia y peculiaridades de todo tipo, que están obligados a ceder poderes y autonomía a unas instituciones que representan a cerca de quinientos millones de ciudadanos europeos. Por tanto, son los responsables políticos los que tienen que trasmitir un mensaje realista, es decir, deben dejar claro que el PARLAMENTO EUROPEO que salga de las próximas elecciones, además de controlar el presupuesto y tener el poder legislativo, compartido con EL CONSEJO DE LA UNIÓN EUROPEA (formado por representantes de los Estados miembros de la UNIÓN que ostenta también poder ejecutivo), tendrá ya la capacidad de elegir al próximo Presidente de la COMISIÓN EUROPEA (que es la rama ejecutiva de las instituciones de la UNIÓN, que propone legislación, y que solo por una moción de censura de dos tercio podrá ser suspendida). El Presidente de la COMISIÓN EUROPEA, junto con los jefes de Estado o de Gobierno de los Estados miembros de la UNIÓN, forman el CONSEJO DE EUROPA que ostenta la jefatura simbólica y la orientación política. Por eso cuenta con un Presidente permanente.
Un mensaje que está por encima de los intereses partidistas tiene que llegar hasta los ciudadanos europeos. Es posible que, de no estar constituida y en marcha la UNIÓN EUROPEA, aunque a costa de superar muchas dificultades, una crisis como la actual, hubiese arrastrado a los países de Europa a un enfrentamiento armado de alcance y consecuencias imprevisibles tal y como ocurrió en el pasado. Lo que no quiere decir que las políticas que se hacen en Bruselas sean las más acertadas, ni que la hegemonía germánica sea conveniente. Los países del Sur deben de tener, sin duda, el peso que realmente les corresponda.
Queda mucho por hacer para que la UNION EUROPEA sea la conjunción de Estados que la mayoría de sus ciudadanos desea, pero el próximo mayo todos los europeos tenemos la obligación ética de votar. Participar es fortalecer la Democracia y afianzar una Europa Social y Democrática de Derecho.

EL DRAGADO DEL RÍO GUADALQUIVIR

EL DRAGADO DEL RÍO GUADALQUIVIR
Los países más ricos y desarrollados de Europa están surcados de canales navegables construidos por el hombre. Estas cifras son las más significativas:
Francia……. 8.501 kilómetros
Alemania…. 7.339 “
Países Bajos… 5.046 “
Gran Bretaña… 5.000 “
Bélgica… 1.540 “
Austria… 351 “
España… 89 “
Luxemburgo… 37 “
Para tener una idea de la importancia de estas infraestructuras se pueden valorar algunos datos de las actuaciones en el país vecino. Francia comenzó a construir estos canales en el siglo XV. En el siglo XVI se hicieron esclusas y canales de alimentación artificial. Las actuaciones continuaron durante el siglo XVII y se unieron dos grandes ríos franceses el Loira y el Sena, así mismo se concluyó el canal de Midi (canal del Medido día) que une el océano Atlántico con el mar Mediterráneo. En el siglo XVIII se continuaron construyendo canales para unir diferentes ríos y se fomentó el transporte de personas y mercancías por la red. En el siglo XIX la red de canales tuvo tanta importancia que adquirió el carácter de estratégica y se comunicó con la de otros países. En el siglo XX, y después de la Primera Guerra Mundial, la red de canales comenzó a utilizarse, también en actividades turísticas, lo que en la actualidad se ha potenciado en todos los países europeos que disponen de este tipo de infraestructura.
En España, incapaces de superar algunos hábitos, y siguiendo uno de sus prácticas más nefasta como es sumirse en la burocracia y la indiferencia para paralizar la iniciativa pública y privada que pretenda el desarrollo industrial y económico, se llegó tarde y mal al desarrollo de este aspecto de la ingeniería hidráulica, tan importante en los países más ricos de Europa. Aquí se construyeron dos canales, el Canal de Castilla y el Canal Imperial de Aragón, ambos durante el siglo XVIII, con el fin de transportar mercancías y personas y también con fines relacionados con el uso del agua en la agricultura. Se desaprovechó el tiempo más apropiado para llevar a cabo una de las obras hidráulicas más importantes y trascendentes para este país, como hubiera sido intercomunicar las cuencas de sus ríos más importantes: Miño, Duero, Tajo, Guadiana, Guadalquivir y Ebro, opción fundamental para hacer una gestión adecuada de los recursos hídricos. Solo están comunicadas, en un sentido, las cuencas del Tajo y del Segura, con el fin de utilizar el agua en la agricultura, lo que se realizó durante el periodo de la dictadura Franquista.
Ante esta situación, tan poco favorable, tiene especial importancia el único puerto fluvial de España, el de Sevilla en el río Guadalquivir.
Por este puerto entraron cantidades ingentes de riquezas procedentes de las Indias que, a pesar de ser muy mal administradas, hicieron de Sevilla la capital del mundo durante más de un siglo. Desde entonces la decadencia de esta ciudad ha sido y es irrefrenable. Tuvo un pequeño repunte con motivo de la Expo del 92 pero, tras el primer periodo de gobierno socialista del país, ha vuelto al camino habitual.
El puerto de Sevilla podría ser un punto de referencia para el desarrollo industrial de la ciudad y de la provincia, e influir en el resto de la comunidad, que como se ha repetido y debe estar en la mente de todos los ciudadanos sin desarrollo industrial no hay posibilidad de luchar contra el paro y la pobreza.
El puerto de Sevilla dispone, desde hace años, de una esclusa que aumenta considerablemente el calado de los buques que podrían llegar a sus instalaciones y por lo tanto potenciar un factor muy importante para fomentar el comercio y el desarrollo industrial e incluso el turístico, sólo falta el dragado del río para dar este paso adelante. Lo curioso es que al parecer se han cumplido las exigencias legales para llevar a cabo la operación, pero la oposición de organizaciones, que sin representatividad ciudadana alguna, están presentes en órganos de decisión y de asesoramiento de la Comunidad Autónoma, impiden su ejecución.
El partido político en el poder creó monstruos y fantasmas, que todavía alimenta, y que tienen como misión exclusiva entorpecer e incluso cortar todas aquellas acciones orientadas al desarrollo industrial de Andalucía y, al mismo tiempo, descuida a otras asociaciones con gran implantación e influencia social que podrían ser aliados efectivos para hacer avanzar a esta comunidad en la senda de la industrialización y el desarrollo.
Dragar el río Guadalquivir sería dar un paso hacia adelante y significaría, también, superar inercias nefastas. Lo demás es miopía y partidismo de muy baja estofa.