¿VALE LA PENA EUROPA?
La pregunta nace de la desafección actual hacia la política, teñida en España de corrupción, y violentada además por el paro, las desigualdades, las crisis institucionales, económica-financiera y de valores. El proyecto Europa, inicialmente apasionante, parece haberse atascado. Por eso quizás, un compañero, Luis Sols, y otro colega Alfons Calderón han publicado un cuaderno sobre Europa, en la encrucijada. En mi opinión, en el conjunto de la Comunidad Humana, nos interesa muy mucho redescubrir y retomar la Europa Política y Social por todos los medios posibles.
El sueño que tuvimos (en España y Portugal, en 1986) parece ahora una pesadilla: ofensiva neoliberal británica que se remonta a 1979/1980; rumbo escorado al Este, tras la caída del Muro de Berlín (1989); unificación monetaria “sui generis” en el Tratado de Maastricht de 1992; Tratado de la Unión que no Constitución (2003-2004), con significativos rechazos; paso atrás y paso adelante en el Tratado de Lisboa (de diciembre de 2007); Estado Mínimo frente al Poder de los mercaderes; crisis económico-financiera de Estados Unidos primero y después de Europa (2008); auge en la Unión de la “Dama Austera”, la Canciller Merkel –orientada al Centro y al Este, en competencia con la vetusta Rusia-, y con cierta displicencia hacia el Mediterráneo; personas emigrantes muriendo en las puertas de las y alambradas sureñas de la fortaleza europea; y Crimea –en Ucrania- volviendo la espalda a nuestra débil Unión (escasa y dependiente en combustible y gas) para defender su pertenencia a Rusia (rica en reservas petrolíferas).
¿Por qué y para qué la Unión Europea?
Para evitar guerras crueles y diabólicas; para fortalecer la Europa Comunitaria en el contexto y concierto internacional; para construir un sistema social solidario más allá del sistema comunista totalitario; para recuperar el espíritu moderno de la libertad, la igualdad y la fraternidad; y para consolidar un amplio reconocimiento de Derechos Fundamentales con sus correspondientes garantías jurídicas. ¿Acaso es esto hoy utópico?
De hecho, fueron los criterios de conciliación, de unión pluri-cultural, de creatividad, de pragmatismo y de eficacia y Bien Común, los que guiaron, tal vez, a líderes como Schuman, Jean Monnet, Adenauer, Alcidi de Gasperi, Paul Henri Spaak, Jacques Delors, François Mitterand, Helmut Kohl… o el propio español Solana.
De hecho, la UE ha favorecido la estabilidad, la paz y la democracia; ha promovido la cohesión en distintos aspectos; y ha logrado un cierto progreso armónico, y un puesto de dignidad en el conjunto de la gobernanza mundial, como referente de calidad de vida y de calidad medio ambiental incluso.
Pero la ciudadanía europea necesitamos más y mejor. Queremos una Europa Política, ciudadana, social y democrática. Queremos una Europa solidaria “ad intra” y “ad extra”; y una Europa Federal y Confederal.
¿Cómo?
1) Favoreciendo la cohesión social, la económica y la territorial.
2) Promoviendo la cooperación internacional y el co-desarrollo integral, responsable y armónico en lo local, en lo regional y en lo global.
3) Impulsando el crecimiento por medio de un pacto capital-trabajo, que garantice el empleo y los demás derechos sociales.
4) Potenciando los intereses de las mayorías
5) Haciendo de la Unión Europea un instrumento político útil para los ciudadanos
6) Construyendo una nueva realidad histórica rejuvenecida, abierta, comprometida, justa, capaz de transformarse y de colaborar en la transformación del resto (que es la inmensa mayor parte) de la Comunidad Humana del Mundo.
Por todas estas razones, vale la pena seguir adelante con el proceso histórico de construcción de la Unión Europea, de la unión social y de la unión política intercultural, dialogante, dinámica y abierta.
¿Podrá algún Partido en liza representar esta apuesta constructiva? ¿Podrá alcanzar este sentir la mayoría de la voluntad general política? ¡Buenas preguntas!
José Mora Galiana,
Sevilla, 27 de abril de 2014