ESPERANZA AGUIRRE, O LA DESVERGUENZA EN POLÍTICA

ESPERANZA AGUIRRE, O LA DESVERGUENZA EN POLÍTICA

Este país ha tenido durante los años de democracia todo tipo de responsables políticos. Desde auténticos estadistas, y ediles entregados a la gestión de sus municipios sin recibir nada a cambio, así como brillantes parlamentarios y eficaces legisladores, hasta personajes y personajillos corruptos, vividores, o demagogos. Pero ha habido además políticos desvergonzados, y es en este último grupo donde destaca con especial relevancia Esperanza Aguirre, un símbolo prominente de la desvergüenza política.

Esta mujer ha recorrido un camino largo en la política y aún continúa activa como Presidenta del Partido Popular de Madrid, donde posiblemente espera para dar el salto a otros menesteres de mayor calado. Fue Ministra de Educación y Cultura, donde ya dio muestras de su desvergüenza al tomar a broma su desconocimiento de la actualidad cultural del país. Fue también Presidenta del Senado, pero donde alcanzó la cumbre de su carrera estuvo en la presidencia de la Comunidad Autónoma de Madrid, cargo que ocupó desde 2003 a 2012, y del que salió en estampida.

Es digno de mencionar que en 2003 ocupó el cargo gracias a la actuación de dos parlamentarios socialistas que no votaron a favor del candidato de su partido, un asunto sucio que no se aclaró en su día y que probablemente nunca se aclare, pero que dejó en mal lugar al PSOE, con consecuencias negativas posteriores, y sospechas de juego sucio y posibles sobornos  (corrupción, en definitiva).

Una de las últimas desvergüenzas que ha protagonizado esta mujer tuvo lugar en Barcelona. Allí en una charla ante un auditorio muy selecto, lanzó el mensaje de que España se tiene que catalanizar, aunque no aclaró la trascendencia de su afirmación, si catalanizar España es trasladar las sedes del Gobierno Central y la Jefatura del Estado a Barcelona, si sería que en la feria de Sevilla se bailaran sardanas en lugar de sevillanas, si en las Castillas en lugar de chorizo se hiciera butifarra, si en la dehesas extremeñas en lugar de criarse el cerdo ibérico se instalaran las explotaciones porcinas catalanes con sus purines, si en San Sebastián en lugar de pinchos se comiera pan con tomate, si crema catalana en lugar de horchata en Valencia; y en Asturias se sustituyera la sidra por el cava o se prohibieran las corridas de toros en todo el territorio nacional. La razón de la desvergüenza es que en Madrid los mensajes que lanza dicen lo contrario. En la capital del reino está en contra de las Comunidades Autónomas, aunque haya ocupado la presidencia de la madrileña durante nueve años. Considera tal división territorial artificial y es partidaria de terminar con ella a favor de un Estado Centralista. Es, además, especialmente agresiva con Andalucía y considera a determinados andaluces el compendió de lo peor que hay en este país.

La buena señora se fue de la presidencia madrileña como si huyera de una quema y los medios de comunicación no han hecho una valoración de la herencia política que dejó, de la que a groso modo se podrían destacar algunos asuntos de gran trascendencia.

El primero ha sido planificar la privatización de la Sanidad Pública, un desastre para todo el país y un embrollo de intereses privados de miembros de su partido y de corrupción que ha levantado el mundo sanitario en su contra, que está en la actualidad en los tribunales de justicia y que nada positivo ha traído a los ciudadanos sino todo lo contrario. Un camino similar ha seguido la enseñanza pública en la Comunidad de Madrid.

El segundo legado han sido las autopistas de pago que se construyeron en Madrid, un desastre económico, que llevan el camino de ser nacionalizadas para que, como siempre, se socialicen las pérdidas de las iniciativas ruinosas de los corruptos neoliberales y aumente la deuda pública.

Además, abrió la puerta de la Comunidad Madrileña, con repercusiones en todo el país, a un gángster del juego al que le prometió capacidad para legislar a su antojo en materias sanitarias, laborales y fiscales.

La joya de la herencia, sin embargo, es Caja Madrid que representa el mayor desastre de la crisis bancaria de este país, 24.000 millones de euros, para su saneamiento, de los 40.000 procedentes de Europa. Este asunto ha tenido la mayor repercusión en la crisis bancaria así como la estafa a ciento de miles de ciudadanos. El dislate, que aun no está resuelto, lo originó y desarrollo un equipo directivo impuesto por esta individua, que además controlaba el Consejo de Administración de la entidad. A un miembro del mismo lo calificó de “HIJO DE PUTA” cuando se deshizo de él.

Nadie como Esperanza Aguirre representa la desvergüenza en la política, pues permanece en ella sin pagar nada por sus desafueros, ni responder ante la justicia. Habría causas para ello si se realizaran las oportunas investigaciones de su proceder. En caso de duda que se le pregunten a determinada jueza andaluza.

 

NO QUIERO UN REPARTO TERRITORIAL SINO UNA REFORMA FISCAL

NO QUIERO UN REPARTO TERRITORIAL SINO UNA REFORMA FISCAL

 

Al calor de la polémica surgida por la reivindicación independentista de Cataluña se están ocultando a la opinión pública algunos elementos fundamentales para que la ciudadanía pueda juzgar correctamente los diferentes argumentos en liza.

 

Por lo pronto, se intenta hacer invisible cuánto hay de mala gestión pública  por parte de los responsables políticos que protagonizan la reivindicación secesionista. Nada mejor para ese fin qué dirigir el descontento hacia un supuesto enemigo exterior.

 

Existe actualmente en Cataluña un justificado malestar, lo mismo que en el resto de los territorios del Estado, por la crisis institucional, social y económica  que perjudica de una manera desigual a amplios sectores de la sociedad.

 

En estas circunstancias ofertar un camino, por problemático e insuficiente que fuese el final del mismo, goza en los momentos actuales de una credibilidad que de ser otra la situación de partida no tendría de ninguna manera. Pues una gran parte de los españoles, con independencia de la Comunidad Autónoma en la que desarrollan su vida, padecen un brutal retroceso en sus condiciones de vida y una merma considerable en sus expectativas de futuro.

 

El presente es hoy un terreno abonado para que personajes sin escrúpulos hagan diagnósticos falsos y propongan inadecuados tratamientos para los males que nos afligen.

 

Ni los inmigrantes, ni los romaníes ni la estructura del poder territorial ni el llamado turismo sanitario intercomunitario, ni el “fontanero polaco” ni los “sin techo” son la causa de esta desazón en la que vivimos.

 

Hasta el menos conspicuo de los observadores puede darse cuenta de que ninguna de las medidas que se están aplicando para, supuestamente, salir de la crisis tiene como objetivo exigir las responsabilidades pertinentes a los que la han ocasionado y, menos aún, que sean los que soporten el peso principal de la crisis.

 

Por el contrario, las medidas impuestas tienen como primer objetivo resarcir a las entidades financieras de las pérdidas que les han originado sus cálculo erróneo y codicioso, detrayendo para ello los recursos precisos para equilibrar sus cuentas mediante el aumento de impuestos no progresivos, reduciendo los salarios, facilitando y abaratando los despidos, persiguiendo sistemáticamente la acción sindical y aboliendo las prestaciones sociales que habían adquirido ya la naturaleza de derechos adquiridos.

 

Mientras, el mismo Banco que se ha salvado de la quiebra gracias a la cuota parte que se  vio obligado a pagar, entre otros su deudor hipotecario, consuma la ignominia de despojarle de su vivienda y convertirle en deudor personal probablemente para el resto de su vida.

 

Se está produciendo una cínica redistribución de la riqueza a la inversa, pues los medios económicos que se obtienen con el ahogamiento de la clase más débil y la demolición de la clase media, amén de la destrucción de la cultura y de la ciencia, sirven para salvaguardar y aumentar la riqueza de los más poderosos.

 

Cuanto llevamos dicho vale, en lo que a cada cual corresponde, para los más acomodados de Cataluña, de Valencia o de Andalucía y para los más sacrificados por las medidas que se han adoptado para combatir la crisis en esas mismas comunidades.

 

¿Cómo se puede hablar de que uno y otro segmento de la sociedad se ven idénticamente maltratados? ¿Puede de verdad  creerse que una Cataluña soberana va a resolver estos problemas?

 

Lo que hace falta es, en primer término, deslegitimar como terapeutas a quienes antes han oficiado de pirómanos, vía Goldman Sachs o Lehman Brothers,  y ahora ejercen de bomberos.

 

Hay que regular las entidades financieras para que devuelvan a la sociedad lo que han afanado de ella.

 

Hay que hacer  que en Cataluña, y en el resto de España, pague más quien más tiene mediante una reforma fiscal que se atenga al mandato de nuestra Constitución y reciba más, mediante un gasto público redistributivo, también de acuerdo con el mandato constitucional, quien más necesitado se encuentre.

 

Me temo que algunos no quieren ir por ahí. La publicación de las balanzas fiscales para ver cuánto aporta y cuánto recibe cada Comunidad, en pos de la milagrosa ecuación de recibir lo que se da, viene a ser lo mismo que si alguna vez se estableciera un sistema fiscal de ingresos que merezca ese honroso nombre, en el que los mayores contribuyentes pretendieran que el gasto público que se les asignase equivaliese al importe de los impuestos que pagasen.

 

Más importante sería que se publicaran los ingresos y  los patrimonios personales o por lo menos que la Agencia Tributaria y las oficinas presupuestarias tuvieran un banco de datos verosímil de los contribuyentes. Lo otro es humo y algodón de feria con los que la izquierda no debería entretenerse.

Carlos Navarrete Merino

INMIGRACIÓN CIUDADANÍA E INTERCULTURALIDAD

INMIGRACIÓN CIUDADANÍA E INTERCULTURALIDAD

 

Tras lo acontecido en Lampedusa, y dada nuestra situación mediterránea, conexión entre tres mundos, en España, y en concreto en Andalucía, se va  a seguir produciendo  la llegada de  personas inmigrantes, de terceros países (actualmente en torno al 50% de los extranjeros que residen en los distintos territorios del Estado). Hay que ser conscientes y estar preparados.

¿Cuándo va a ocurrir? Cuando se supere este momento de crisis económico-financiera, crisis institucional y de valores, con altos índices de paro, dada la tasa actual de natalidad y el envejecimiento de la población. Pero también cada vez que haya que cubrir  las necesidades laborales de temporada y de sectores económicos concretos, Para entonces, conviene haber sacado conclusiones y enseñanzas prácticas de los últimos quince años (del 1998/99 al 2012/2013). Para entonces, como indica Eliseo Aja, conviene haber adaptado la Administración, la Normativa y las Políticas Sectoriales,  a la nueva situación,  a las tareas prioritarias de integración, y a un nuevo modelo de desarrollo integral inclusivo, de cooperación y de solidaridad internacional.

 

Algunos puntos a tener en cuenta los ha ido enunciando, desarrollando y concluyendo Eliseo Aja en su libro Inmigración y Democracia, publicado por Alianza Editorial en 2012. Aquí nos limitamos a retenerlos y ponerlos sobre la mesa para una reflexión teórico-práctica, con el fin de obrar en consecuencia:

 

  • 1.  Cambios (población y legislación –teniendo en cuenta tres etapas anteriores: de incremento hasta el 2005, más o menos irregular; de normalización y laboralización; y de frenazo en 2008/2009 -).
  • 2.  Economía Liberal, Derecho, Empleo: realización personal, social y comunitaria.
  • 3. Régimen jurídico  de la inmigración: mecanismos actuales (contingente, contratación en origen, catálogo  de empleos) y perspectiva actual (necesidad de profesionales y emigración de juventud formada). Permiso de residencia y renovaciones…, derechos de retorno y de los familiares…
  • 4. Alternativas a la expulsión: arraigo, normalización, seguridad jurídica, trato administrativo especial inclusivo en Canarias, Ceuta y Melilla (en relación con las necesidades de otras comunidades); y formación para el empleo (especialmente para las mujeres inmigrantes que cuidan de mayores).
  • 5. Derecho de acceso a los servicios públicos (Salud, Educación, Servicios Sociales…), participación ciudadana y voto.
  • 6. Evitar exclusión y guettos (pues el problema real no está tanto en enfrentamientos concretos que se dan sino en las malas condiciones sociales en las que se vive).
  • 7. Integración (genérica o legal, estricta o lingüística, y sectorial –incluyendo la dimensión ideológico y/o religiosa), no discriminación, políticas públicas integrales y sectoriales…, e interculturalidad.
  • 8. Garantía de derechos, profesionalidad y participación ciudadana (en contra de vulneraciones de la legalidad, desatenciones o mal funcionamiento de los Servicios Públicos).
  • 9. Debate sobre inmigración-pobreza (macro y micro-economía; aportaciones de la inmigración y costes; efectos positivos; modelo de desarrollo; evitar consecuencias negativas). Y dejar atrás la Economía del armamento y las guerras (como defiende reiteradamente Mayor Zaragoza) postulando la refundación de Naciones Unidas.
  • 10. Inmigración, democracia y diálogo (población, tipo de inmigración y técnicas jurídicas más convenientes). No confundir trabajo y realización con mano de obra barata y explotación; respeto a los derechos constitucionales y reforma del Título I de la constitución en base a la Carta Fundamental de los Derechos de la Unión Europea y la Carta Universal de los Derechos Humanos; diálogo y consenso político; diálogo entre las grandes religiones, los Códigos morales y la Ética; y paso de la “multiculturalidad” a la interculturalidad, y de la “asimilación” a la integración, sobre la base del respeto a la dignidad humana y la convivencia local y global.

 

En todos estos puntos es importante mantener y acrecentar los valores que dice defender la Unión Europea, como principios y fuentes del Derecho: valores de dignidad, de libertad, de igualdad, de solidaridad, de ciudadanía y de justicia.

Además, debe incorporarse también, y así se ve desde la perspectiva andaluza, el valor superior de la interculturalidad.

El término interculturalidad designa el valor que favorece el diálogo y el intercambio. Y es ese el valor que nos aproxima a la creatividad de una nueva realidad.

La interculturalidad es un reto para la praxis histórica, conjunción de pensamiento y acción comprometida con la diversidad de la sociedad en la que vivimos. Es un reto para la Filosofía pero también para la Política y la Economía, en el sentido de un desarrollo integral inclusivo y, en ningún caso excluyente.

Frente a tendencias de homogenización –que tienden a aniquilar diferencias- la pluralidad de expresiones es una gran riqueza en el marco de un proyecto sostenible de desarrollo inclusivo (modelo que ya Carlos Fuentes defendiera en México hace no pocos años).

El valor de la ciudadanía es todavía débil y hay que apostar decididamente por él. Ciudadanía es el status de una persona que establece su relación político-jurídica respecto de una determinada comunidad política. En el futuro próximo será normal optar por una doble nacionalidad, y superar los nacionalismos, para ejercer efectivamente, la ciudadanía y la interculturalidad