A PROPÓSITO DE LA FORMACIÓN DE LAS JJ.SS.
En Huelva, Isla Canela, 10 de Agosto de 2013
AGRADECIMIENTO
No sois vosotros los que tenéis que agradecer mi presencia. Al contrario, vuestra invitación me ha producido una enorme satisfacción.
En la vida política somos una pieza, a veces bastante reducida de una gran maquinaria, de manera que cuando miramos hacia atrás se hace difícil saber cuál ha sido nuestra contribución personal en el desarrollo de los acontecimientos en que hemos participado.
Al haber podido comunicarme y conectar con vosotros, con vosotros los jóvenes del Partido, no con los dinosaurios del Partido, me he sentido joven, me he sentido útil, miro en la perspectiva de mi larga experiencia política y le encuentro una vez más un sentido que me ayuda a mantener el esfuerzo.
CAPACIDAD DE CONVENCIMIENTO
En la vida pública la capacidad de convencimiento es un elemento de gran importancia. Lo primero para convencer es estar convencido uno mismo de aquello que se quiere transmitir. Es fundamental que en ese proceso de la comunicación y aún en el proceso de gestación de nuestras opiniones, intervengan dos de los órganos de que estamos dotados, el corazón y el cerebro, es decir, el sentimiento y las ideas. Las opiniones que son meramente emotivas pueden degenerar fácilmente en fanatismo. Las que son puramente cerebrales nos convierten en una especie de intelectuales de gabinete, de flores de papel, de frutas de ceras, incapaces de entender desde la mesa de nuestros despachos la complejidad, y a veces el dramatismo, de los acontecimientos colectivos.
CONVIVENCIA CONSTITUCIONAL
Una de las manifestaciones del fanatismo se evidencia en la degradación del debate político que, en ocasiones, alcanza los niveles de las riñas de vecindad.
Es necesario que existan relaciones más amistosas, mayor grado de cooperación y colaboración entre las diversas opciones políticas para que la sociedad española haga cada vez más suyos los valores constitucionales (consensuados y asumidos en 1978), para que éstos estén cada vez más vivos y para que puedan modificarse cuando las circunstancias lo requieran (en la actualidad del siglo XXI).
El olvido de los principios que animaron la creación de la Comunidad Europea, la solidaridad que representan, entre otras exigencias, los fondos de cohesión –trascendental aportación del socialismo español a la vida comunitaria europea –, y los demás fondos estructurales – que es necesario incrementar mediante un papel distinto asignado al Banco Centra Europeo-, provoca desigualdades entre el Norte y el Sur, liderazgos indeseables, auge de los nacionalismos, enfrentamientos entre Estados, renacionalización de las políticas europeas, aparición de Partidos Ultra-Nacionales, persecución de determinadas minorías y, en definitiva, la sustitución del clima esperanzador que acompañó al nacimiento de la Unión por otro de desconfianza, cuando no de escepticismo ante esta Comunidad. No es ajena a ello la ineptitud manifiesta de sus actuales líderes, más preocupados por la venta de sus actuaciones entre sus connacionales que por el perfeccionamiento de la Unión.
NACIONALISMO Y CORRUPCIÓN, CÁNCERES DE LA ACTIVIDAD POLÍTICA
Nada más alejado de las ideas socialistas que el nacionalismo. El patrioterismo estatal o de ámbito aún más reducido, agita los sótanos de los bajos instintos, la llamada ancestral del espíritu tribal, exaltando y sublimando los particularismo, susurrando una supuesta superioridad grupal y a menudo falsificando la historia, todo ello envuelto en un discurso lastimero -“no nos reconocen lo que es nuestro”, “roban lo que nos pertenece”, “no nos comprenden”, “no nos quieren”, “la independencia nos proporcionará una vida mejor”- , achacando a esa falta de independencia el origen de las dificultades que surgen en la vida colectiva.
Obviamente ese discurso se opone frontalmente a la dignidad e igualdad esenciales y básicas de los seres humanos, a la identidad común con que nos enfrentamos ante el dolor y ante la insatisfacción que se produce cuando no podemos cubrir las necesidades más fundamentales.
Esos dos puntos de vista, el de la igualdad y el nacionalista, han seguido un curso histórico que ha ido evolucionando desde el individuo a la familia, de ésta a la tribu, de ella a la polis, a la que sucedió el Estado Moderno que se ve obligado a ceder facultades y soberanía a favor de uniones continentales y transcontinentales como la ONU. No podemos negar que la dialéctica entre esas dos concepciones es una dialéctica tensa e inconclusa que adquiere especial gravedad en épocas de crisis como el pasajero que busca su particular salvación cuando el barco se hunde. Pero también cuando políticos carentes de escrúpulos se lanzan a la conquista del espacio electoral exaltando los sentimientos nacionalistas, ocultando sus fallos en la gestión con ese “curalotodo” mágico y chovinista y también cuando los partidos que deben su origen a la necesidad de una igualdad razonable no son capaces de defenderla con la contundencia necesaria.
En resumen, que aunque esta última idea es superior a la más o menos disimulada idea tribal, y, aunque históricamente la evolución es favorable a la más amplia vigencia de los derechos humanos y de las agrupaciones supraestatales de las organizaciones políticas, la batalla continúa y a las de carácter no nacionalista les corresponde defender con inteligencia y coraje su superioridad moral y su mayor adecuación a la escala global en que hoy se plantean los principales problemas. Pues, más allá y más acá de la división territorial del Estado, está la defensa de los derechos fundamentales que impulsan la cohesión social, política y territorial.
Debemos hacer hincapié en que la vocación igualitaria e internacionalista de la izquierda no es uniformista, que debe respetar los particularismos culturales pero que, una vez asumidos éstos, cada paso que retroceda en ese proceso igualitario que le es propio es territorio que cede a la demagogia nacionalista.
Frente al discurso lastimero que los nacionalistas pronuncian en nombre de todos sus connacionales – como si todos ellos estuvieran afectados por las mismas carencias – nuestro discurso no pretende incluir a todos los connacionales sino a todas las personas, cualquiera que sea su nacionalidad, etnia, sexo, clase social o lengua, que estén privadas de oportunidades, de bienes y de derechos de modo tan significativo que se convierten de hecho en ciudadanos de segunda o tercera categoría.
Por otra parte, la conjugación del manejo de los caudales públicos con el poder produce el fenómeno de la corrupción, no sólo puntual o individual sino también sistémica y estructural.
Por lo pronto hay que andar con cierta prevención respecto de los que se envuelven en la bandera de la anticorrupción pues no son pocos los casos de los que, elegidos por razón de ella, caen rápidamente en lo que con tanta razón criticaron – Collor de Melo en Brasil, el político apodado don Limpio hace unos días en Chequia o el propio PP durante sus años de oposición que ahora se confrontan con su lamentable situación-.
La corrupción es particularmente odiosa en quienes tienen como importante función la de establecer reglas de convivencia ejemplares –los religiosos, los políticos, y todos aquellos que se encargan de producir bienes o servicios esenciales para la convivencia-
A la corrupción sirve la financiación privada de los Partidos, ya asuma la forma de donaciones o el modo negativo de la condonación de deudas. Nadie favorece la economía de aquellos si no es con el propósito de obtener un beneficio superior a la aportación que realiza por lo que al final son los ciudadanos los que ven encarecido el coste de las obras o servicios públicos a causa de esa financiación privada.
Por tanto, los Partidos deben hacer frente a sus gastos con recursos públicos debidamente regulados e intervenidos y con las cuotas de sus asociados y las que estimen conveniente establecer sobre las retribuciones de sus cargos institucionales.
VIRTUDES INDIVIDUALES Y ACCIÓN POLÍTICA
La experiencia nos muestra que nunca se ha conseguido el número de personas virtuosas necesario para transformar la sociedad. Desde la Religión y la Política se ha propuesto frecuentemente el ideal de la creación de un “hombre nuevo” desprovisto de la miseria espiritual que ha acompañado hasta ahora a los seres humanos pero ese hombre nuevo mayoritario todavía no ha aparecido ¿Quiere eso decir que no sea necesario?
Al contrario, hay una clara complementariedad entre el progreso moral colectivo y el que se va produciendo a escala individual. Como la que existe entre el tren y sus raíles. Las dos son independientes pero las dos son sinérgicas. El ideal de un “hombre nuevo” (o de una Humanidad Nueva) ni es un don especial ni se da por naturaleza, sino que puede fraguarse en la historia a condición de no abandonar nunca ni la Cultura Política ni la Educación.
Si el camino de la construcción de una sociedad cada vez más justa es impracticable mediante el perfeccionamiento individual, tan sólo, la opción que nos queda es la del poder, es decir, la de la acción política orientada a la finalidad del interés y el bien general o común por encima del interés o el bien individual.
MARXISMO Y ANARQUISMO
Ocurre que el poder es bifronte como el cuchillo, que sirve para comer pero también para asesinar. El poder es indispensable para transformar la sociedad pero el poder transforma frecuentemente a quienes lo ejercen.
Recordemos cómo los jóvenes socialistas aclamaban a José Luis Rodriguez Zapatero cuando fue elegido con gritos de “¡No nos falles!” a los que él correspondió con la rotunda afirmación de “El poder no me va a cambiar” aunque en 24 trágicas horas del año 2010 dio un giro de 180 grados a la línea política que había venido sosteniendo valientemente.
El poder es un gas expansivo y letal y por tanto debe estar estrechamente vigilado y limitado por los contrapoderes. Así nació la doctrina de la separación de poderes que sostiene que el poder legislativo, aparte de hacer las leyes, controla la labor del gobierno, correspondiendo al poder judicial velar por el cumplimiento de dichas leyes.
Con posterioridad han aparecido otros contrapoderes como la prensa, los tribunales de cuentas, la intervención general, el defensor del pueblo o comisiones diversas sobre la energía, el mercado de valores, la competitividad y otras.
Paralelamente ha surgido el fenómeno de “la captura del controlador por el controlado” cuando por medio de diferentes corruptelas órganos como el Consejo General del Poder Judicial o el Tribunal de Cuentas son mediatizados por el largo brazo de los Partidos, o las empresas energéticas o las entidades financieras, que llegan así a tener la fuerza necesaria para imponer a los respectivos órganos de control sus intereses corporativos o privados por encima de los intereses generales.
Aunque las doctrinas ideológicas hay que compartirlas de un modo personal y reflexivo, no cabe duda de que el marxismo realizó una crítica muy aguda de los males del capitalismo de la misma manera que el anarquismo lo hizo respecto del poder.
Me atrevería a decir que el socialismo que hay que revitalizar debe tener en cuenta las en ocasiones geniales aportaciones de uno y otro campo del conocimiento político.
LA ACCIÓN POLÍTICA
Inicialmente consiste en el cuidado de las personas y cosas que nos rodean potenciándolas tanto en su interioridad como en su exterioridad. Se ejercita sobre todo aquello que no pertenece a nadie porque la civilización y el progreso han decidido que pertenezcan a todos.
La política de derechas corresponde a aquellas organizaciones representativas de los intereses de los sectores acomodados mientras que la de izquierdas trata de representar a los ciudadanos desfavorecidos. Ambas han tenido sus derivas autoritarias: la comunista y la nazi-fascista.
Para que exista un consenso entre representantes y representados es primordial que la acción de sus respectivas organizaciones, sus programas y reivindicaciones, respondan a los intereses de los que podemos llamar sus electores naturales aunque cuando un partido accede al gobierno, sin perjuicio de la primacía que debe otorgarse a su base electoral, tiene que ocuparse también de temas generales y de asuntos que no pueden ser clasificados como de derechas o de izquierdas, precisamente porque afectan al interés general.
ELEMENTOS REFERENCIALES DEL SOCIALISMO
– Internacionalismo:
El hecho de que determinados ámbitos de actuación sean más reducidos, como el municipal, el de comunidades autonómicas, el estatal o el europeo, no puede hacernos olvidar que los destinatarios de nuestra acción política son las mujeres y los hombres en general, es decir los pobladores de la Tierra y aún me atrevería a incluir a los seres que integran la naturaleza.
Este internacionalismo implica trabajar en conexión con organizaciones análogas tanto para crear una alternativa de izquierdas en los ámbitos supraestatales como para hacer más efectivo el funcionamiento de las organizaciones políticas supraestatales – Naciones Unidas, U.E., Consejo de Europa, Tribunales Internacionales, Internacional Socialista y otras-.
– Democracia e igualdad:
No es posible la una sin la otra. La democracia es privilegio de unos pocos si los recursos se acumulan en algunos afortunados. Cuando bajo el pretexto de la creación de una sociedad sin clases se han abolido las libertades, el resultado ha sido muy parecido solo que en vez de llamarse oligarquía a la casta prepotente se la ha denominado con el nombre ruso de “nomenklatura”.
– La acotación de espacios reservados a lo público y su exclusión paralela de los mercados.
Puede decirse que la civilización consiste precisamente en la progresiva ampliación de estos espacios que de ese modo se ponen al servicio de todos: salud, enseñanza, prestaciones de la Seguridad Social, ayuda en las situaciones de dependencia, dominio público e infraestructuras, orden público y defensa, reservas ecológicas, actividades económicas monopolísticas y estratégicas. Es sobre estos espacios donde se viene ejerciendo una mayor presión por parte de los doctrinarios neoconservadores y donde la izquierda ha realizado lamentables concesiones de tal modo que en los actuales momentos cabe afirmar que se está desmantelando el Estado de Bienestar.
Para que este proceso erosivo no continúe hay que poner término a la llamada “puerta giratoria”, es decir, al flujo constante de personajes que pasan de los grandes negocios al poder político y desde éste al mundo al de los grandes negocios.
– Pacifismo:
La II Internacional, generada por la separación de socialistas y anarquistas que antes, conjuntamente, habían formado parte de la I, era profundamente antibélica al considerar que la guerra atañía sólo a los contrapuestos intereses del capitalismo. La fuerza de los Estados y su propaganda patriótica hizo que unos y otros se sumergieran en la vorágine de la I Guerra Mundial.
El baño de sangre y la ruina económica de la posguerra hizo renacer las ansias pacifistas dando lugar al surgimiento de la Sociedad de Naciones precedente de la actual ONU ya que aquella fue una de las víctimas de la II Guerra Mundial y ésta, como la Sociedad de Naciones, el conjuro del que se esperaba que hiciera imposible futuras contiendas.
Los ejemplos anteriores evidencian que la paz no es fácil de construir pero que sigue siendo una de las más importantes aspiraciones del espíritu humano. Un desarme progresivo y la construcción de un mundo con un justo reparto de los bienes económicos sería una manera gradual y pragmática de hacer imperar la paz. Ello implica la refundación de Naciones Unidas, desde el conjunto de todos los pueblos, y el cese de las actuaciones de los poderosos G7, G8 y G20 en beneficio de intereses crematísticos de los más ricos.
– Laicidad:
Sólo una completa separación entre las Iglesias y el Estado garantiza la autonomía de la Política y las libertades, entre ellas la de una verdadera libertad religiosa.
La religión corresponde a la esfera privada y en ese territorio al Estado le corresponde actuar con respeto sin que sean admisibles interferencias políticas o religiosas que deben cesar de inmediato en los campos que les son ajenos, siempre que se observen los principios considerados indispensables para la convivencia civil.
Curiosamente, en estos momentos, y con independencia de los cambios en la estrategia católica que pudiera producirse en el futuro, el Papa parece estar más próximo del principio de la laicidad que nuestro Partido y el actual Gobierno de España. Los socialistas debemos ya de dejar de estar presentes oficialmente en los actos de culto acabando con el relajamiento y el narcisismo que hay detrás de las imágenes de alcaldes, ministros y demás cargos públicos paseándose complacidos en las presidencias de las procesiones y en los recintos de culto.
JUVENTUD Y SOCIALISMO.
La juventud es una etapa de la vida caracterizada por la coexistencia de grandes incertidumbres y angustias y de grandes esperanzas e ideales y más en los actuales momentos en que las claves del futuro parecen haber sido secuestradas. Se puede predicar de ella lo que Carlos Marx afirmaba con referencia al proletariado: “Nada tienen que perder sino sus cadenas y tienen todo un mundo por ganar”.
Desde una cierta perspectiva, la juventud es una época feliz de plenitud física y de belleza, es decir, hay poderosos motivos para considerar que posee un sustrato de alegría que acompaña a los conocimientos que se van adquiriendo, al descubrimiento de la amistad y de los sentimientos más nobles.
La juventud nos va modelando y definiendo nuestra personalidad.
Es muy difícil que quienes en ese tramo vital no son capaces de sentir la emoción de los impulsos solidarios y de profundizar en el análisis de la realidad que nos circunda puedan en el futuro superar esas carencias.
Esta complejidad confiere a la juventud una cierta provisionalidad. Vamos aceptando, rechazando y enmendando nuestros objetivos. Esa provisionalidad contamina nuestras opciones. De ahí que las Juventudes Socialistas frecuentemente tengan arranques de caballo y paradas de burro.
Por otro lado, en la medida en que con el paso del tiempo nos vamos situando, adquiriendo intereses, o ascendiendo en el escalafón social, empiezan a sonar en nuestros oídos los cantos de sirena del pragmatismo y del individualismo de la “excelencia” tan en boga
No hay regla general sin excepciones. Aunque a lo largo de la vida hay que sacar fruto de las nuevas experiencias, las conclusiones a que lleguemos no pueden alcanzar a eclipsar las importantes verdades que nos reveló la juventud. Hay quienes las olvidan tan precozmente que se convierten en ancianos prematuros y apóstatas de lo más valioso de ellos mismos. Hay quienes no las olvidan y se sienten acompañados por una especie de prórroga de la adolescencia y de la serenidad que asiste a quien es leal a sus principios.
Vivir consiste en esas cosas y con esa sensibilidad avisada y advertida, reforzada por la reflexión y el estudio, debemos construir el socialismo. No desde la tristeza, sino desde la alegría de nuestro ensueño juvenil. Es seguro que ese propósito nos proporcionará consuelo y esperanza en los momentos difíciles. Más que el triunfo o el dinero. Más que los placeres sofisticados.
SALIR DEL LETARGO, ROMPER LAS INERCIAS
El Socialismo ha legado a la sociedad española un saldo positivo. Sin hacer un balance exhaustivo puede decirse que tuvo un papel insustituible en la creación de una conciencia igualitaria y democrática en amplios sectores de población, ayudando a la recuperación de la UGT para el movimiento de los trabajadores, presionando y negociando para salvar el abismo que se abría entre la Dictadura y la Democracia.
Intervino activamente en los Pactos de la Moncloa, mediante los que se acabó con el maleficio que parecía acompañar siempre a las profundizaciones democráticas, inmersas frecuentemente en una crisis económica que al final se constituía en obstáculo infranqueable para esa profundización.
Tras el intento de golpe de Estado del 23 F los ojos de los españoles se volvieron hacia el PSOE, al que le incumbió la tarea de erradicar los residuos franquistas de las Fuerzas Armadas y de la Seguridad del Estado.
Simultáneamente se comenzó la construcción del Estado de Bienestar, alcanzándose cifras nunca vistas en el ámbito de la Enseñanza Obligatoria, Profesional y Universitaria, en el número de becarios, en pensiones así como en la creación del nuevo pilar del Bienestar que representan los Servicios Sociales Comunitarios y las prestaciones por dependencia. Se logró nuestra inserción en Europa y comenzamos a tener las posibilidades y los agobios de los países de nuestro entorno. Los españoles nos alejamos de los tabúes que nos habían amargado la existencia, el delito de adulterio solo para mujeres, la tutela de éstas por el “cabeza de familia”, la persecución penal del aborto, la inacabada batalla contra los asesinatos de mujeres, la indisolubilidad del matrimonio, la homofobia, el terrorismo etarra, el inaceptable número de accidentes de circulación, la manipulación gubernamental de la Radio y la Televisión públicas.
En aras de la objetividad hay que decir que no todo se hizo bien, aunque el saldo sea positivo: no se fue lo suficientemente independiente como para evitar la inmersión en la ola privatizadora, ni ante los retos eclesiásticos, ni ante la captura de los controladores por los grupos de presión, ni ante la vulneración o fragilidad de los derechos laborales, ni ante ciertos desafíos nacionalistas, ni para instaurar procedimientos y medidas rigurosa de prevención y represión de la corrupción.
En el Partido triunfaba la cooptación y en gran medida pasó de ser el “intelectual orgánico”, la vanguardia social y política que creía Antonio Gramsci que debía ser un verdadero Partido de izquierda, a convertirse en un paquidermo anestesiado y obediente, objeto del deseo de los muchos que buscan en la política su medro personal.
De este modo, tras unos años de brillante política, Rodriguez Zapatero yerra estrepitosamente en el fondo y en la forma y en su último año de mandato indispone al socialismo con una buena parte de su electorado natural, con una buena parte de quienes sin identificarse plenamente con nosotros, nos habían venido dando su voto, con una buena parte de sus militantes y todo ello en el marco de una situación de derrumbamiento económico y social.
Se abre así un nuevo periodo de perplejidad, estupefacción y escepticismo donde los logros de los gobiernos socialistas se ocultan tras los errores cometidos en 2010 y las nuevas propuestas, en bastantes casos atinadas, suscitan indiferencia o un “sí, sí, pero cuando gobiernen volverán a las andadas”.
EXIGENCIAS DE CAMBIO
No es la gente la que tiene que cambiar sino nosotros. Tratando de ser más exactos debemos llegar a la lógica conclusión de que, como somos nosotros los que nos hemos equivocado, somos nosotros los que tenemos que cambiar para que la opinión de la ciudadanía recupere la confianza en el socialismo.
Este no es un Partido que se acaba de fundar. Tiene que asumir su pasado críticamente, desde la satisfacción de que han sido mayores sus aciertos que sus errores. A partir de ahí hay que trazar una línea clara de separación con el pasado.
Me atrevo a proponer una estrategia que, curiosamente, se deriva de la conocida actitud del Papa Francisco. Se trata de una serie de gestos con los que se ha abierto la Iglesia a unos futuribles de los que, de momento, no se puede afirmar que sean garantía de una auténtica inversión de valores. Pero que, de momento, sí han colocado a la Iglesia en el centro de un debate: ¿Será verdad? ¿Qué destino le reserva el porvenir a este Papado? ¿Qué destino le reserva el porvenir a la Curia?
Los gestos que a continuación sugiero son, en mi propósito, algo más que gestos, porque para el Partido deben ser compromisos aunque el clima dominante en la ciudadanía probablemente los recibirá inicialmente más como expectativas que como serias esperanzas de realidades futuras.
1.- Cambio en las Comisiones Ejecutivas que deben componerse generalmente de personas no susceptibles de relacionárselas directamente con protagonismos del inmediato pasado, mayoritariamente jóvenes con la adecuada preparación, cultura política y praxis, que no tiene por qué presuponer experiencia en responsabilidades anteriores, y que sean representativos de los objetivos que prioritariamente se plantee el PSOE.
No se trata de excluir a las personas que han desempeñado un papel importante en el pasado inmediato, que pueden y deben seguir realizando, desde su valioso historial, funciones de consulta y asesoramiento de enorme trascendencia para el Partido y para la sociedad española
2.- Medidas contra la corrupción, preventivas y represoras, rigurosas. Procedimientos ágiles. Definición de las responsabilidades políticas. Tipificación de la culpa “in vigilando”. Los indicios racionales darán lugar a la separación provisional que se convertirá en definitiva mediante la pertinente resolución judicial. La separación también será definitiva cuando los correspondientes órganos democráticos estimen que se han cometido notorios y clamorosos errores políticos aunque éstos no sean penalmente tipificables.
Financiación pública de los Partidos, debidamente regulada, controlada e intervenida.
3.- Mantenimiento de una actitud beligerante con el nacionalismo de comportamiento anticonstitucional. Además de los instrumentos legales se les puede cambiar la situación de privilegio electoral que les permite un plus de representatividad que seguramente sería más útil en otras formaciones políticas. Y, naturalmente, que el único discurso lastimero al que los socialistas atendamos sea el de las personan que necesitan objetivamente la protección del Estado.
4.- Cumplimiento riguroso de los principios sobre justicia tributaria y asignación del gasto público contenidos en los artículos 31 y 40 de la Constitución que conlleva el que este gasto se sostenga mediante un sistema fiscal justo basado en la capacidad económica y en la progresividad. Mediante él se hará una asignación equitativa de los recursos públicos promoviéndose el progreso social y económico y la redistribución de la renta. Erradicación de los “paraísos fiscales” interiores – entre ellos las SICAV-Aumento de las plantillas de la Inspección Fiscal que atenderá principalmente al descubrimiento y la persecución de evasores y defraudadores y a sus cómplices financieros, así como de quienes eluden responsabilidades propias.
5.- Negociación con la Santa Sede y los representantes de las demás iglesias operativas en España para acomodar las relaciones entre éstas y el Estado al principio de laicidad, y al conjunto de los Derechos Humanos como base de convivencia y de interculturalidad.
6.- Revitalizar la separación de poderes, tanto entre las instituciones como en el funcionamiento de los Partidos. Las autoridades e instituciones de control que actualmente se eligen mediante designación de los Partidos, se proveerán por concursos en que se valore el mérito y la capacidad y que se decidirán por personas de reconocida aptitud y solvencia, no pertenecientes al estamento de los concursantes. Medidas para impedir la “captura del controlador por el controlado”, entre ellas una Ley de Incompatibilidades que liquide “la puerta giratoria”.
7.- Regulación de las entidades financieras aplicándose medidas para evitar las comisiones y gastos desmesurados, las retribuciones, pensiones, indemnizaciones y blindajes escandalosos, la opacidad de los contratos, creando un procedimiento administrativo sancionador que obligue a aquellas a ser quienes inicien los costosos y largos procedimientos judiciales y no sus clientes, cuando se aprecie la existencia de infracciones. Resarcimiento de los daños y perjuicios derivados de la pseudo- contratación de las acciones preferentes y subordinadas. Robustecimiento de la capacidad de control del Banco de España. Segregación de la banca comercial y de la de inversión.
8.- Ordenación del mercado energético. Eliminación de sus opacidades. Promoción de las energías renovables. Impulso a las medidas de ahorro energético y de prevención del cambio climático. Auditorías externas. Procedimiento administrativo sancionador disuasorio y eficaz en pro de un entorno sano, contra la contaminación y en defensa del Medio Ambiente y las Ciudades saludables.
9.- Prohibición de las actividades bursátiles a corto plazo. Incremento de las facultades de vigilancia, control y sancionadoras de la Comisión del Mercado de Valores.
10.- Recuperación gradual de los derechos y facultades pérdidas desde 2010 en los ámbitos del Estado de Bienestar y de las relaciones laborales.
10.- Nuevo modelo productivo caracterizado por:
-La existencia de planes periódicos con señalamiento de objetivos para disminuir el peso en la economía española de las actividades estacionales y el correlativo incremento de las de carácter indefinido; fomento de las industrias nacionales que sustituyan parcialmente a las productoras de bienes radicadas en el exterior; promoción de la investigación y de la inventiva industrial y cultural, entre ellas el establecimiento en este último ámbito de la “excepción nacional” en la libre circulación; e inversiones en I+D+i de naturaleza pública, privada o mixta que corrijan progresivamente la distancia que nos separa de la media de la U.E.
-Empresas públicas-testigo para evitar corruptelas y abusos en los sectores proclives a la dominación de los mercados o de importancia estratégica para nuestro país.
OBSERVACIÓN FINAL
Es más que probable que este conjunto de medidas a algunos les parezca insuficiente y a otros excesivo. Doy por descontada la feroz crítica de los sectores que desean un PSOE domesticado o poco consecuente con lo que hemos llamado el electorado natural. En todo caso, si aguzamos la percepción de nuestros sentidos podrá advertirse que coinciden con lo que los ojos ven, los oídos oyen y las palabras expresan por parte de las personas que debemos tener en cuenta, en la construcción del socialismo en libertad del futuro.
Carlos Navarrete Merino
(Texto revisado, en septiembre de 2013, para ser publicado en Senatus Trianae)