“La solució federal es politicament, la més viable; economicament, la més estable i socialment la més justa.”
Pere Navarro, primer secretario del PSC.
El PSC, en consonancia con el PSOE en el resto del Estado, ha obtenido los peores resultados de su historia al pasar a ser tercera fuerza política en Cataluña. Sus malos resultados tienen que ver con la tibieza e indefinición de sus movimientos en los últimos tiempos, pero también con el abandono de formulaciones y políticas donde los ciudadanos más modestos pudieran verse representados, característica, esta última, compartida con el partido hermano, el PSOE.
No obstante, el PSC ha sido y es muy importante para la izquierda en Cataluña, porque ha conseguido arrebatar el poder a la burguesía catalana a lo largo de dos legislaturas e impedido o, al menos, retrasado el desguace del estado del bienestar al que las huestes de Mas se aplican con entusiasmo en este momento.
No menos importante ha sido la contribución electoral a los gobiernos socialistas de España. Sus victorias en las elecciones generales han permitido los sucesivos gobiernos de Felipe González y Rodríguez Zapatero. También es un partido que ha ganado varias elecciones europeas y municipales.
Así pues, el acuerdo de fusión alcanzado en 1978 entre el PSC-C, PSC-R y la Federación Catalana del PSOE, mediante un Congreso de Unidad Socialista, no parece que haya dado malos resultados. Eso sí, participan de la actual deriva donde perder elecciones se ha convertido en algo habitual.
La posición del PSC es fundamental para el enconado debate territorial que se avecina, porque su propuesta federalista puede servir de engarce entre Cataluña y el resto de España. Naturalmente, ello necesita un ejercicio de clarificación; qué Estado Federal se pretende. Aquí las demás Comunidades Autónomas y muy señaladamente Andalucía, tendrán mucho que decir.
Una negociación con el PSOE con toda probabilidad difícil y lo más arduo de lograr: la modificación de la Constitución de 1978.
No se puede improvisar, es imprescindible buscar consensos con otras fuerzas políticas –especialmente el PP y los nacionalismos vasco y catalán- y darse el tiempo necesario para que la reforma se vea coronada por el éxito. Debemos acertar porque nos jugamos mucho en el envite.
Habrá que dialogar con altura de miras y generosidad para conseguir lo mejor para todos.
Muchos no concebimos una España sin Cataluña, pero tampoco una Cataluña sin España fuera de la Unión Europea.
José Manuel Leal