LOS MOVIMIENTOS INDEPENDENTISTAS DEL NORTE DE ESPAÑA SON UNA OFENSA PARA LOS PUEBLOS DEL SUR
Una consecuencia de la complicada historia de Europa es que en algunas regiones, de los diferentes estados que conforman su territorio, existan movimientos independentistas que aún sobreviven, sobre los intereses generales de los ciudadanos del continente que requieren una integración mayor, con eliminación de fronteras, y que de hecho hacia ella se avanza.
Lo más frecuente es que una parte de los habitantes de tales regiones se dejen arrastrar por los mensajes demagógicos de minorías pertenecientes a las oligárquicas económicas, políticas y religiosas, que codician más poder y más riqueza de la que ya tienen, para lo que pretenden formar estados independientes en los que podrían dar satisfacción a sus ambiciones personales, porque para los ciudadanos en general tales movimientos pocas ventajas ofrecen.
Las características que rodean tales problemas son propias de cada país y el trato dado a los mismos también. En ocasiones ha sido la opresión y represión del estado central sobre tales regiones en los aspectos más diferentes, desde los estrictamente políticos hasta los económicos, étnicos, religiosos…., los que han reforzado la labor de los líderes separatistas y han dado más vida a tales movimientos, aunque en la mayoría de los casos los seguidores no han sido mayoritarios.
El Reino Unido de la Gran Bretaña tuvo que ceder, tras periodos de represión extrema, a la secesión de la actual republica de Irlanda y aún tiene un grave problema con la parte de la isla que permanece como una parte del Reino Unido, así como con movimientos independentistas en Escocia y Gales.
La Republica Italiana, estado que data de la segunda mitad del siglo XIX, soporta los intentos de separación de la región más rica, la del norte.
Francia el país más centralista de la Unión Europea tiene el problema del Nacionalismo Corso y del País Vasco Frances.
Bélgica no termina de superar los intentos de división de flamencos y valones.
Checoslovaquia se dividió civilizadamente en dos pequeños estados, con posterior ajuste de cuentas entre secesionistas y no secesionistas.
La Republica Federal Alemana se unificó en los años noventa del siglo pasado, a costa de los ciudadanos de la Unión Europea, y entre los estados que la integran algunos, por ejemplo Baviera, no se sienten totalmente cómodos como parte de un estado federal, cuyos cimientos provienen de finales del siglo XIX.
Los Balcanes han pasado en los años noventa por nuevos procesos de segregación con actuaciones que se han calificado de delitos contra la humanidad por razones étnicas, religiosas y económicas, impulsados por minorías esquizofrénicas y criminales y el proceso aún no ha terminado.
Polonia, Austria y Hungría tienen partes de su territorio con tendencias a unirse a otros estados.
La Unión de Republicas Socialistas Soviéticas, se desintegró en los años noventa del siglo pasado y la Rusia actual mantiene como parte del estado zonas de la periferia, especialmente en el Cáucaso, que buscan la independencia por el camino del terrorismo.
Procesos similares se dan y han dado en los demás continentes.
Pensar en los Estados Unidos de Norteamérica es hacerlo en el hecho más sangriento y traumático de su historia, la Guerra de Secesión impulsada por las oligarquías sureñas, que con el afán de ser iguales a las aristocracias europeas pretendían mantener ciertos privilegios, entre ellos someter a otras personas a la esclavitud para asegurar su poder y su riqueza, y en determinadas zonas de algunos estados siguen vivos los deseos de secesión. Alaska se incorporó como estado en 1956 y Hawai en 1959. En Puerto Rico hay tendencias diferentes en sus relaciones con Los Estados Unidos de Norteamérica.
Canadá se enfrenta periódicamente a los intentos legales de las minorías francófonas del país, motivadas por remotos ancestros, por separar a Quebec para constituirse en estado independiente y quizá esté próximo un nuevo referéndum con ese fin.
México, un estado federal convulso, mantiene también movimientos separatistas de los estados del norte con respeto a los del centro y sur.
Los estados que surgieron en los comienzos de siglo XIX, en America del Sur y America Central, de manos de un conjunto de criollos que se autollamaron libertadores, han sufrido diferentes segregaciones, tales como Panamá y Uruguay y en la actualidad parte de Bolivia, la comarca de Santa Cruz, también quiere ser independiente, iniciativa impulsada, como siempre, por intereses de minorías. Tampoco se pueden olvidar los conflictos territoriales en las fronteras entre diferentes estados. Sin olvidar los movimientos separatistas en la Patagonia.
África un continente formado por estados que fueron antiguas colonias, definidos de acuerdo con las decisiones de las potencias europeas, y los restos del imperio Otomano tras la primera guerra mundial que pasaron también por colonias con sus metrópolis en el continente europeo, está llena de tensiones tribales secesioncitas. Ahí está Eritrea segregada de Etiopia, el Sahara Occidental anexionado por Marruecos que parte de sus habitantes busca la independencia, para si la logran convertirse probablemente en un estado fallido. Sudan se ha partido en dos tras un supuesto referendo y en Malí los Tuareg pretenden crear un estado independiente. Namibia se independizo del Sudáfrica. Las tensiones tribales son numerosas y sangrientas en diferentes estados del África negra con guerras civiles y masacres frecuentes, así como con intentos de secesión.
Situaciones semejantes de anexiones y secesiones se dan también en Asia. Los curdos, tras los intentos de exterminio por parte de Turquía e Irak, siguen buscando la formación de un estado independiente.
¿Qué decir del estado artificial sionista y los intentos de los palestinos por formar el estado que le reconoció la ONU?
El estado de Pakistán era parte de la India y Bangladesh parte de Pakistán, el primero se crea antes de la independencia de la India, para intentar solucionar problemas étnicos y de religión, y el segundo después por motivos similares, aunque las tendencias a la secesión de los bengalíes aun persisten en la India, así como los enfrentamientos fronterizos entre Pakistán y la India por tales motivos. Corea se dividió en dos tras el conflicto civil con intervención de las potencias y de la ONU. China ocupó el Tíbet que lucha pacíficamente por su independencia desde mediados del siglo pasado. En Filipinas Mindanao ha presentado tendencias separatistas. En Tailandia las provincias con mayoría musulmana también lo han intentado. En Indonesia Timor Oriental tras una historia turbulenta logró la independencia en 2002, las provincias de Aceh y Papua han mantenido enfrentamientos con el estado con fines independentistas.
Tras este recorrido, en el que sólo se mencionan los casos más significativos y que cada uno tiene detrás una historia compleja de personas y de pueblos, materia de estudio para historiadores, se puede tener una idea de la extensión y complejidad de la estructuración de los estados y las tendencias independentistas.
Los movimientos que tienen lugar en España, los nacionalismos periféricos, son insustanciales en un continente que busca una mayor integración y merecen el total rechazo de los andaluces porque sobre los hechos históricos, que nacionalistas y no nacionalista manipulan según sus intereses para defender sus posiciones, hay una realidad que afecta a las gentes del Sur y que genera indignación, porque los independentistas se comportan como si fueran superiores al resto del estado de una casta diferente pues hablan incluso de herencias genéticas. Se comportan como si el Sur viviera a su costa y fuera una lacra de la que se tienen que desprender. Es el mismo estilo, pero agudizado, que tienen los bárbaros del norte de Europa con los pueblos del Sur, mentalidades que además de hacer razonamientos erróneos conducen al desastre de los pueblos.
España es un estado con más de cinco siglos de historia y a lo largo de todo ese tiempo se han dado las situaciones más diversas, en relación a las regiones que lo conforman, que en épocas anteriores llevaron el nombre de reinos y principados y que en la actualidad están unidas por lazos de todo tipo que han tendido las personas, los pueblos y los intereses a lo largo de cientos de años. Los españoles han tenido que soportar hasta tres guerras civiles en el siglo XIX promovidas por las minorías independentistas y en ocasiones Castilla ha sacado de profundas crisis económicas y sociales a las zonas que ahora se siente perjudicadas.
Lo cierto es que el Sur y más concretamente Andalucía, la región más poblada del estado, ha sido siempre espectadora sin voz ni voto en estos meneos que buscan desequilibrar la balanza de los recursos del estado a favor de los nacionalistas. Andalucía ha sido la victima propiciatoria del vuelco de los gobiernos de Madrid a favor de las regiones donde se agitaban los movimientos independentistas, se le pueden llamar ayudas directas e indirectas, medidas arancelarias, concesiones monopolistas, inversiones preferentes, fomento de la industria, subvenciones de todo tipo, o el suministro de mano de obra barata.
Andalucía no ha contado con oligarquías independentistas porque tradicionalmente éstas han preferido dedicarse a fomentar el caciquismo local, pues comportarse así era más cómodo y rentable para ellas y disfrutaban de una vida mejor. El único partido de carácter nacionalista que hay en la región ni tan siquiera tiene representación parlamentaria en la actualidad.
Andalucía se levantó y se manifestó, contra los intentos de someterla a una nueva agresión discriminatoria, el 28 de febrero de 1980. Ahora lo debe de hacer en contra de cualquier trato preferente a favor de otro territorio del estado. No se trata de revivir el movimiento cantonal del XIX, como al parecer está ocurriendo en algunos puntos de las zonas con dirigentes nacionalistas, sino todo lo contrario rechazar el precio que pretendan que pague el Sur a causa de esos intentos y poner en valor el ofrecer estabilidad al estado como la región con mayor población y el doble de extensión que las regiones que unas minorías insensatas y demagogas quieren hacer pasar por secesioncitas.