¿HASTA CUÁNDO?

“El poder, unido a la razón, lleva asociada la responsabilidad” (Hans Jonas: “El Principio de Responsabilidad”) 

El 20-N los socialistas hemos sufrido una histórica derrota electoral especialmente grave porque es la segunda, después de las Municipales del 22-M, que tuvieron proporciones desastrosas en la ciudad de Sevilla. Hemos perdido más de cuatro millones de votos ¿por qué? ¿por qué esta grave pérdida de confianza de los ciudadanos en los candidatos socialistas? ¿qué podemos hacer?

Sin duda alguna,  la crisis económica y su gestión por el Gobierno de Zapatero, ha tenido un fuerte impacto negativo en los resultados. El malestar generado por la crisis, el paro y la grave reducción del poder adquisitivo han sido determinantes, así como el cambio de rumbo en las políticas económicas en la primavera del año 2010, con decisiones políticas ajenas a los principios socialistas: por un lado se dieron ayudas millonarias a bancos y grandes empresas, y  por otro lado se congelaron las pensiones y se recortó el 5% del sueldo a los funcionarios. En lugar de las tradicionales políticas socialdemócratas de inversión en obra pública e infraestructura que permitan revitalizar la economía general, se ha optado por la austeridad espartana que conlleva problemas graves de financiación del incipiente Estado del Bienestar, un incremento en la brecha salarial y las desigualdades, con daños sociales injustos a los ciudadanos más desfavorecidos. Diversos expertos, entre los cuales se encuentran dos Premios Nóbel: Krugman y Stiglitz, han mostrado su rechazo a estas políticas de austeridad, que no son otra cosa que neoliberalismo puro y duro. Todo ello hecho por los mismos gobernantes, que antes negaban la crisis, sin una estrategia de comunicación a los ciudadanos.

En Andalucía, durante estos treinta años de gobiernos socialistas la Junta ha desarrollado políticas innovadoras que han mejorado la vida de los andaluces: la receta electrónica, la integración de minorías como la gitana, la atención a las drogodependencias, la atención dela Salud, las ayudas a la dependencia, las becas 6.000, la gratuidad de los libros de texto en enseñanza obligatoria, etcétera. No obstante, algunas políticas recientes no han sido comprendidas por nuestro electorado, por ejemplo en el ámbito educativola Ley de Calidad, con un rechazo notable entre el profesorado.

Singularmente negativa e inoportuna fue la aprobación el verano del 2010 del polémico Decreto-Ley del Sector público que ha provocado un rechazo unánime de los funcionarios dela Juntade Andalucía, también los socialistas, como se ha comprobado en las masivas manifestaciones y en los resultados de las elecciones sindicales. No es un error político pequeño, ni banal, porque distorsiona el principio de igualdad de acceso y ha puesto en contra a muchos de nuestros votantes. A groso modola Juntatiene en Sevilla, sin contar el SAS, unos 40. 000 empleados entre funcionarios y laborales, a los que habría que sumar los votos de muchos de sus familiares más cercanos: una pérdida relevante. Las manifestaciones continúan en la calle y en los juzgados ya hay al menos siete sentencias en contra dela Junta.

En Andalucía también, con epicentro en Sevilla, estalló el año pasado el escándalo de los ERE con el dinero de los parados, material sensible más aún en tiempo de crisis. La respuesta ha sido confusa porque es difícil creer que el único responsable de todo sea un ex Director General. Mientras se desarrolla la instrucción judicial el goteo de altos cargos implicados, intrusos y millones defraudados es políticamente insoportable.

En Sevilla, emblema para los socialistas y clave electoral en Andalucía,  hemos perdido ocho puntos y dos diputados.  Desafortunadamente, también lo fue en la primera derrota: las Municipales del 22-M con el peor resultado en democracia. Se ha cambiado la ciudad: carril bici, calles peatonales, el metro, se han hecho innumerables obras pequeñas en todos los barrios, etcétera. ¿Qué ha pasado? Los veinte concejales del PP son algo más que la crisis económica. Se han hecho demasiadas obras sin escuchar a los afectados, incluso algunas con su oposición frontal, en ocasiones por el pacto con IU. Se cambió al Alcalde por un nuevo candidato sin explicarlo a los ciudadanos que lo percibieron como división interna y la campaña fue tardía; otro importante error fue subestimar al adversario.

Es sorprendente que ni un solo dirigente o candidato federal, andaluz o provincial haya dimitido después de las dos derrotas electorales. No creemos que exista un riesgo de ruptura en el PSOE, el riesgo es cerrar en falso el 20-N y que la debacle se convierta en catástrofe el año que viene en las Autonómicas. Para recuperar la confianza de los ciudadanos tenemos que enviar un mensaje claro y rotundo: en primer lugar, nuestra ética política no permite mirar para otro lado como la derecha hace con el Gurtel. La limpieza en el escándalo de los ERE es urgente. En segundo lugar, es imprescindible mantener nuestros principios y asumir las responsabilidades por los errores políticos, también en Sevilla  En tercer lugar, hacer un esfuerzo escuchando a los ciudadanos porque necesitamos una renovación profunda en nuestro partido, y en el sistema electoral e institucional para frenar el creciente distanciamiento entre los políticos y la sociedad civil, que pone de manifiesto el movimiento del 15-M y la dispersión y volatilidad del voto de la izquierda frente a la potente fidelidad del electorado de derechas.

En Sevilla se da una triste coincidencia: el Consejero de Empleo que aprobó el sistema que dio origen al fraude de los ERE y creó la fundación FAFFE, uno de los peores símbolos de la caótica política de Administración de Personal de la Junta de Andalucía,  es la misma persona que también decidió la campaña que obtuvo en Mayo el fracaso histórico en las Elecciones Municipales: el Secretario General de Sevilla ¿hasta cuándo?

Los socialistas en España, militantes y afiliados,  tenemos que elegir nuestro futuro líder y celebrar un Congreso Federal del que salga un proyecto político, un programa electoral y una nueva dirección porque si algo han dejado claro los ciudadanos en las últimas elecciones es que nuestra política actual mayoritariamente no les interesa. En Andalucía, tenemos un reto especial porque aún hay tiempo de tomar medidas valientes, así libres de rémoras recuperar el entusiasmo por una sociedad más justa y seguir avanzando en la construcción del Estado de Bienestar.